Hará ya tres veranos, cómo pasan las temporadas, el Valencia CF armó la mejor defensa que ha tenido desde que Lim apareció en el horizonte del club y lo hizo de la siguiente manera. El Barcelona se había encaprichado con Mathieu, jugador que había llegado libre y al que empaquetaron con lacito y todo por veinte millones, con los que ficharon a Otamendi y Mustafi. 12+8 poco más o menos. Fue trabajo al cien por cien de la secretaría técnica, fundamentalmente de Ayala, con el atrevimiento del entonces presidente y un empujoncito de Mendes en el tema del argentino. Con eso y subiendo definitivamente a Gayà del filial, cantera, el Valencia de Nuno acabó encajando esa temporada 32 goles, uno menos de los que se marca como objetivo Marcelino para la próxima.

Ya firmaría el asturiano con los ojos cerrados que con los veinte o los que acabe consiguiendo Mendes por Cancelo alguien le fichara una pareja de centrales lo más parecida posible a un Mustafi y un Otamendi, porque es exactamente lo que necesita para empezar a reconstruir este equipo. Y cuanto antes, mejor. Al bou.

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