En manos de Peter Lim está el proyecto porque suya es la última palabra en todo lo relevante, en las de Marcelino la plantilla y la obligación de devolver al Valencia al mundo de los equipos competitivos, algo que será difícil sin una apuesta más decidida del dueño que, por ejemplo, hace un año. Ahora ya se conocen, aunque no en profundidad, pero todo llegará. Lim, Mendes aparte, se mueve en el fútbol y en el Valencia a través del contacto con sus entrenadores, mucho más que con otra serie de ejecutivos que a la hora de la verdad han resultado ser muchas veces meros comparsas. Veremos ahora, perro de momento ni Alemany ni Alexanko han estado en Singapur el día que Marcelino explicaba al propietario lo que piensa, lo que quiere hacer y lo que pretende que haga el Valencia CF. Que nadie lo interprete, al menos hoy, como una ruptura o que toda la estructura se va al traste. Simplemente Lim es así, por mucho que haya cambiado en los últimos meses el enfoque, quienes le han tratado de cerca saben que está y va a estar ahí, y que los entrenadores son su debilidad.

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