Marcelino todavía no está nervioso y eso es importante porque quiere decir que él, teniendo más información que el resto del mundo, ve todavía posible esa revolución que de una manera tan clara y evidente pide, aunque mejor diría exige, para hacer del Valencia CF un equipo de verdad. Aunque al entrenador le gustaría ver más realidades a estas alturas en cuanto a salidas y fichajes, tiempo para hacer las cosas hay. Otra cosa es que haya dinero. En realidad, si la gente duda es más porque no se fía de las intenciones del propietario y teme que eso acabe condicionando demasiado el trabajo de la gente que tiene en el club y el resultado final cuando se cierre el mercado. Al final las palabras de Marcelino, buenas palabras pero con un fondo de exigencia que poco a poco se va haciendo más ácido, suponen una presión pero no tanto para el dueño, que está en Singapur, sino para Alemany y Alexanko, que son los que en el trabajo del día a día han de convertir los deseos del entrenador -y ojo, también de los aficionados- en realidades.

Curro Torres

Si curioso fue lo de Pedro Martínez en el Valencia Basket, no deja de ser extraña la situación de Curro Torres en el Valencia CF. Hace un año lo renovaron en mayo después de quedar octavo con el filial, ahora ha estado a punto de ascender al equipo a la Liga 1|2|3 hasta el último partido del play-off sin tener claro si va a continuar. O quizá es que a estas alturas ya tiene claro que no quiere seguir en este barco.

Ontinyent

No se puede hacer otra cosa que aplaudir la ambición de la ciudad de Ontinyent y en especial del presidente del club recién ascendido a Segunda B, mi apreciado Luis Ortiz, que el día de las celebraciones anuncia que esto no es más que un paso porque el reto es alcanzar la Primera División. Si otros lo han conseguido, ¿y por qué no? Aunque, como dice Marcelino, hace falta inversión.

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