Estamos en pretemporada y dicen que todo tiene un valor relativo, o quizá no porque hay cosas que se ven desde el primer minuto sobre un terreno de juego. A mitad ya del mes de julio y sin esos fichajes que todos esperamos, solo falta que al aficionado le digamos también que no se ilusione con Marcelino y el equipo que está ganando los partidos con solvencia, hasta con brillantez, haciendo muchos goles y no encajando ninguno. Pues yo digo que sí, hay que celebrar las victorias aunque sea pretemporada, sobre todo cuando se aprecia con bastante claridad que muchas cosas ya están cambiando aunque no hayan salido jugadores que han de salir y excepto el portero no han venido los que tienen que venir. Es como si Marcelino, en su tranquila desesperación, necesitara transmitir a los que mandan en el club un mensaje de confianza y también de ambición a través de lo que se está viendo en estos partidos. Sería algo así como «oigan ustedes, que yo no pido por pedir, que yo puedo jugar perfectamente con estos futbolistas y salir del paso si es eso lo que ustedes quieren, pero no es lo que yo quiero. Si necesito más es porque quiero ganar y estar arriba».

Alemany, escuchando sus palabras, parece que sí lo entiende y hasta comparte la misma visión, otra cosa es lo que puede o le dejan hacer. Pues Mateu, ahora vas a Singapur y lo cuentas tal como lo estás viendo, porque más vale que a Marcelino le hagan -le hagáis- caso. El entrenador que tiene el Valencia CF, y lo tiene porque es la apuesta del propio director general, es quizá la última oportunidad que tiene este proyecto para recuperar y mucho antes de lo esperado el sentido de la orientación, sea cual sea el plan una vez volvamos a encontrar el norte. Lástima lo del motín de los jugadores tunecimos y la suspensión del partido que se jugaba el domingo, porque nos vamos a quedar con ganas de más.

Más opiniones de Julián Montoro.