Marcelino está sufriendo estoicamente esta pretemporada en todos los sentidos, trabaja con demasiados jugadores que no van a formar parte de la plantilla, sin fichajes y con medio equipo del filial, aunque eso no es ni mucho menos lo peor comparando el rendimiento de unos y otros. Nada que no pudiera pensar cuando aceptó el reto pero solo le faltaba tener que interrumpir su dinámica de trabajo y disciplina, eso que se ha venido llamando la pensión completa en la ciudad deportiva, por esta gira seguramente necesaria, pero que sin duda se puede organizar mejor. Tres días entre aviones y aeropuertos, dos partidos que no dicen nada ante rivales de un nivel ínfimo y todo en apenas una semana. Una semana no solo perdida, eso sería hasta buena noticia, porque ya hemos escuchado que el objetivo inmediato es descansar para recuperar al equipo del despropósito. Siempre hay un momento en que la realidad empieza a superar a la imaginación y ahí puede estar el punto de inflexión, hoy el entrenador se queja de las cosas que han pasado y el club se pone a mil para sacar dos o tres futbolistas y fichar al mediocentro. Como se suele decir, no hay mal que por bien no venga.

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