Con la venta de Álvaro Negredo ya hemos perdido la cuenta de futbolistas que han salido desde que acabó la triste temporada anterior del Valencia CF. A falta de Abdennour, ya le llegará el momento, se han quitado de encima todas las fichas astronómicas que correspondían además en su mayoría a jugadores que no contaban para el futuro o habían tenido un rendimiento muy negativo en relación al precio. Otra cosa es cómo lo han logrado, pero si a Marcelino se le va a mirar por cómo juegue el equipo y los partidos que gane, dentro de siete meses pocos se acordarán de que Enzo y Negredo se fueron por 2,5 y Diego Alves prácticamente regalado. A Mateu Alemany lo juzgaremos por la plantilla que ha conseguido armar con los condicionantes económicos que había de partida y los que hay ahora. Y sobre todo por los fichajes que van a hacer desde hoy con el poco o mucho margen de maniobra que han ganado.

Porque lo hay y la prueba es Jeison Murillo, que no es precisamente el más barato de los centrales que hay sobre la mesa. O Kondogbia, que tampoco es el más asequible entre los mediocentros como tampoco lo sería Krychowiak. A Marcelino parece cambiarle la cara con los últimos movimientos, mientras el aficionado sigue a la expectativa. La fotografía actual es la de un equipo que tiene otro funcionamiento gracias a la mano del entrenador, que genera más confianza cuando todavía no le hemos metido ni uno solo de esos refuerzos que han de darle el salto de calidad necesario para aspirar a algo esta temporada. Dentro de la dificultad lo tienen, como se suele decir, a huevo. Con dos o tres fichajes importantes estamos todos arriba del carro que conduce Marcelino. ¿Hacia dónde? Ellos dirán lo que quieran o no dirán nada, pero el objetivo ha de ser volver a la Champions, por más que ahora parezca un imposible.

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