Dos años después de aquellos acontecimientos el Valencia CF recupera el norte y no pasa desapercibido que lo hace, escuchando el "juntos somos más fuertes" de Marcelino, con un mensaje a la afición similar -por no decir el mismo- al más puro discurso pre-Meriton, por decirlo de una manera que se entienda y obviamente sin ningún ánimo de reivindicar nada ni a nadie.

Ya no es tiempo de ángeles ni demonios, que están en el infierno, aunque los nostálgicos volvemos a estar un poco de enhorabuena. Tampoco pasa nada por recuperar al menos lo bueno de aquello que un día decidieron cargarse, sobre todo después de comprobar cómo les han ido las cosas después.

Siempre se dice que el fútbol da muchas vueltas y todo lo que llevas construyendo durante los últimos cuatro meses se lo pueden llevar por delante cuatro malos partidos, pero tengo el firme convencimiento de que eso no va a pasar sea cual sea el resultado del sábado.

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No son solo palabras, detrás de ese discurso potente del entrenador hay un trabajo y un método. Hay unos fichajes que transmiten buenas vibraciones, incluso los más jóvenes. Todo ello supone una recarga en los niveles de ilusión suficiente para ir tirando y algo más, lo que no es poco si nos paramos a pensar de donde venimos. Lo dicho, demonios al infierno.

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