Hay que dar la enhorabuena al Levante UD y a sus aficionados por el colorido y la animación que hacen de este partido el primer Derbi de una nueva era, el mejor ambiente que se ha vivido hasta la fecha en uno de estos partidos seguramente si dejamos a un lado los primeros del blanco y negro. Quizá lo único que se echa en falta, siendo el enfrentamiento de dos equipos de la misma ciudad, es una presencia más numerosa de la afición visitante, algo que en las circunstancias que se dan de momento parece difícil. Quien ha visto ese estadio en otras épocas, tampoco hace demasiados años, tiene que frotarse los ojos para creer lo que está viendo.

Luego está el partido, que el Valencia CF tuvo para ganar hasta con cierta comodidad en un momento en que los locales se habían venido abajo y su defensa era un mar de dudas, algo que habrá que hacerse mirar cuando los delanteros rivales son Mina y Rodrigo. En caso es que no lo hizo y lo pagó con otro empate que le deja mal sabor. A los dos equipos les falta gol. Al Levante UD por esa prudencia a veces excesiva a la hora de poner lo que hay que poner para que el equipo gane un salto de calidad. La guinda, vaya. Con un Martins este equipo sería otra cosa, pero no. Y el Valencia porque ha tenido tantos frentes que al final le ha faltado tiempo y dinero para lo principal.

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