Si no es mago tiene mucha suerte, pero a Marcelino no le pudo salir mejor la jugada. Seguramente porque, cuando uno trabaja bien y hay materia prima, antes o después los resultados tienen que llegar. Al final, el trabajo más importante de un entrenador consiste en canalizar positivamente el trabajo, las condiciones, cualidades, virtudes y también defectos de sus futbolistas para obtener lo mejor de cada uno en todas las circunstancias. El sábado, el Zaza individuo se enfadó consigo mismo por ser suplente y orientó mal esa mala leche tan buena que tiene, por eso cuando le tocó salir a jugar lo hizo todo tan mal que hasta el entrenador le llamó la atención en público. Se equivocó, a partir de ahí la historia hasta esos tres goles y la contundente victoria ya se escribe sola, porque no solo Zaza salió a comerse al Málaga y al mundo, también Mina y Rodrigo y Guedes y Lato y Carlos Soler... De este último no conviene hablar en vano porque un día falle, es un jugador de esos que te lo quitan de las manos.

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