Si hay un club que es mucho más que un club de baloncesto es el Valencia Basket. No solo gana títulos y reparte alegrías entre sus muchos aficionados, que ya es bastante en los tiempos que corren, también colabora y aporta soluciones a problemas y necesidades de la ciudad a la que representa.

No hay mejor prueba de ello que esta Alqueria del Basket, una instalación que tuve oportunidad de visitar hace algunas semanas. Allí, entre un ejército de operarios que iban de un lado para otro, ya se dejaba entrever un proyecto excepcional, pensado de arriba a abajo para el disfrute de nuestros jóvenes deportistas del presente y futuro.

Impulsada obviamente con la aportación de Juan Roig, hablamos de unos 18 millones de euros, estamos ante una obra financiada por tanto con capital valenciano, diseñada y proyectada en València, construída y equipada por empresas en su inmensa mayoría valencianas. Este es un gran día para el baloncesto y el deporte, para la ciudad y la Comunitat Valenciana en su conjunto. La Alqueria pasará a ser de propiedad pública dentro de cincuenta años, a ver si para entonces ya han conseguido acabar el estadio del Valencia CF, sea con el capital que sea.

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