Dijo Marcelino que en su equipaje no traía a València una varita mágica para hacer competir con los mejores a un equipo que no lo estaba haciendo estos dos últimos años, de ahí que como prioridad era necesario cambiar y mejorar la plantilla de arriba a abajo. Y es verdad aunque lo de Zaza y sobre todo lo de Rodrigo parece estar muy cerca de lo que podríamos llamar magia. En realidad es trabajo, disciplina y ese punto de suerte que suele aparecer más cuando las cosas se hacen bien que cuando no. Que en el Valencia marquen siempre los delanteros en todos los partidos, curiosamente todo lo contrario que le está pasando al Levante, es algo que no pasaba desde Soldado y Aduriz, que no eran mala pareja pese a que el entrenador de entonces, ahora en el PSG, nunca los ponía juntos. Marcelino, de hecho, insistió bastante a lo largo del verano en la necesidad de firmar un punta con determinadas cualidades, objetivo que se quedó para enero porque las prioridades, eso es cierto, eran centrales, mediocentro y bandas. Si estos siguen haciendo goles veremos qué pasa, porque no está descartado que venga otro delantero pero sobre la marcha las perspectivas cambian y la ausencia de Kondogbia alerta de otras carencias.

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