El final la noticia que a todos nos gustaría escribir y leer es que el Nou Mestalla deja de ser un marrón de hormigón armado y vuelve a ser lo que fue en su esencia, el motor económico de un futuro gran Valencia CF,. Todo lo demás es bastante relativo aunque no deja de ser una realidad que no ha gustado mucho entre los aficionados esa primera imagen que el Valencia CF enseñó de lo que tiene que ser su nuevo estadio.

Detrás del disgusto que puede generar la imagen de una maqueta más o menos atractiva puede estar ese mensaje que la acompaña de que somos pobres y, además, lo seremos siempre. Una cosa es construir castillos en el aire y, para colmo, dejarlos a mitad, y otra quedarse cortos y gestionar los tiempos mal.

Es verdad que hoy el Valencia no llena ni su estadio actual, en torno a los 50.000 asientos, pero otra es pensar que esto será siempre así porque no tiene remedio. El Valencia CF, bien gestionado y con un equipo competitivo como va camino de conseguir, puede irse pensando en el futuro tranquilamente a un estadio con al menos 60.000 localidades si hay ilusión. Iniciativas para llenarlo tiene que haber mil, rebajas, pases familiares... Hay supermercados que ponen ofertas de 2x1 ó 3x2.

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