El Levante UD tiene el mérito de ser el último equipo al que no pudo ganar el Valencia CF aunque desde entonces ambos han tomado rumbos muy diferentes, mientras uno se ha desatado con siete victorias seguidas al otro le asaltan dudas que no tenía por aquellas fechas no tan lejanas. Que no cunda el desánimo y sobre todo el nerviosismo, que es el peor aliado cuando la pelota no entra y las cosas se complican. Creo saber que Marcelino era consciente en aquel momento de que la decisión tendría una trascendencia en la marcha del equipo, aunque quizá la realidad ha superado cualquiera de sus expectativas, pero desde aquel Derbi, el día que sentó a Zaza y puso a Santi Mina y Rodrigo Moreno en el once titular, entre los tres han marcado la friolera de 19 goles, el equipo ha sumado 22 puntos de 24 y ha recortado hasta dos puntitos la diferencia al mejor Barcelona de la historia en La Liga. Nadie podía esperar que la delantera más cuestionada pasara a ser de repente la mejor y más demoledora del fútbol español.

¿Casualidad? Mejor digamos inercia positiva, que tampoco es fruto del azar sino de unas decisiones complicadas que se tomaron hace meses respecto a la plantilla y, efectivamente, de un trabajo serio y bien planificado. Es este un momento en que todo sale bien, hasta Salva Ruiz vuelve a jugar a fútbol después del susto de su vida y muchos meses de incertidumbre.

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