Afortunadamente el Valencia CF regresa a los entrenamientos después de esta pausa insufrible por muchas razones. El fútbol vuelve al rescate y Marcelino se viste de corto para recuperar el mando de las operaciones, que falta hace. Aunque sea afectados por el virus FIFA, con la incertidumbre de cómo estará la rodilla de Zaza a su regreso, demostrado queda que no es ese el peor de los virus que se pueden presentar en estas paradas de La Liga. Mientras esto ha estado en manos de los que saben todo ha ido bien, o muy bien, en apenas seis meses le han conseguido dar la vuelta al club para ordenar al auténtico caos en que lo habían convertido. Y eso es una realidad incontestable, por mucho que no figurase en ningún contrato hacer las cosas tan rematadamente mal.

Sí, a menudo hay que frotarse los ojos para creer que todo esto ha pasado pero afortunadamente -y otra vez- ahora el equipo es segundo en la clasificación, los aficionados -en su inmensa mayoría buenos aunque críticos- han recuperado la ilusión porque su equipo compite, da la cara, gana partidos y vuelve a ser la envidia de media Europa. En realidad, hasta hace pocos días aquí casi todo el mundo estaba centrado en eso, en lo que realmente interesa, que es estar al lado del entrenador y animar a los jugadores partido a partido para alcanzar la Champions League.

Viendo esto, lo mejor y lo que más conviene será recuperar cuanto antes ese estado de las cosas, hacer oidos sordos a determinadas cuestiones aunque no siempre es fácil y centrarse en el fútbol, que es lo que al final va a marcar el futuro si nadie lo estropea otra vez. Primero toca el Espanyol y después viene el FC Barcelona a Mestalla, el viejo. Además, las mentiras no serán nunca verdades por mucho que se establezcan pactos para repetirlas cientos de veces.

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