El gran anhelo de Jaume Ortí, como sin duda el de todo valencianista, siempre fue vivir para volver a ver a este equipo campeón. Por eso, y porque siempre supo separar lo que es el sentiment de lo que es la propiedad con sus permanentes luchas de poder, fue de los que nunca ocultó su apoyo a Peter Lim y a Meriton cuando hace tres años vinieron a invertir en el Valencia CF. Y, claro, también al entonces presidente Amadeo Salvo. Por aquello, muchos de los que ahora hablan de él con sus mejores galas oratorias se dedicaban a crujirlo, unos por delante y otros por detrás. Tampoco es que le importaba demasiado, él lo hacía porque siempre creyó que era lo mejor que le podía pasar en ese momento al Valencia CF que tanto quería.

Se nos ha ido, tan pronto y por desgracia, en un momento clave, ilusionante. Él habría querido estar hoy en el Camp de Mestalla para ver una victoria de su equipo en un partido que puede marcar un antes y un después en la historia: el del regreso de ese Valencia que, definitivamente, planta su bandera para volver a pelear por ser campeón. Y, de muchas maneras, Jaume estará entre los más de 50.000 que llenarán el estadio en una noche tan especial.

El espíritu como en 2004

El colofón a unas horas de tantas emociones no puede ser otro que, a eso de las 22:30, celebrar la victoria por todo lo alto. A poco que el equipo de Marcelino se contagie de ese espíritu, que desde horas antes del partido envolverá todo Mestalla, los jugadores y la afición volarán para derrotar al Barcelona como lo hicieron partido tras partido en la temporada 2003/04 hasta conquistar el Doblete.

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