No hay que ser Marcelino para sacar las conclusiones que el entrenador expone tras el partido. Si hoy no tenemos que lamentar que el Valencia está prácticamente eliminado de la Copa es porque, cuando se pone, es mucho mejor que la mayoría de equipos y es capaz de ganar a cualquiera. Lo mismo que, cuando no entra con todos los sentidos en el partido, comete errores y horrores como los que le pudieron costar la eliminatoria solo en los cinco primeros minutos.

Pasó en el partido de Las Palmas y aquello dijimos que se podía hasta disculpar, porque era el primer partido del año, con un once menos habitual y además estaba la vuelta en Mestalla para arreglarlo. Nada que ver con esto, que no tiene ninguna justificación cuando te juegas estar en semifinales ante tus aficionados. Desde luego, con muchos ratitos así en los tres partidos que faltan para la final, llegar hasta allí será un objetivo imposible. La buena noticia, además del resultado, es que cuando pasó la empanada mental se volvió a ver un equipo que quiere la Copa, el que hay que ver en Vitoria.

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