Una Copa se recuerda y se celebra veinte años después sobre todo cuando hay tantas ganas y cuesta tanto de ganar, como la del 98 del Valencia Basket o la del 99 del Valencia CF, casi todo lo demás tiene remedio. O debe tenerlo. Pase lo que pase el jueves, dando por seguro que el equipo lo dará todo por estar en esa final, siempre habrá valido la pena intentarlo aunque por el camino hayan aparecido dudas que no parecían existir.

Primero fueron en defensa y ahora los son más en ataque, ambas han de preocupar a Marcelino cuando lo que le separa del éxito o el fracaso en la Copa es un partido con el Barça en el que hay que marcar y conviene no recibir gol. Aunque en realidad lo mismo era para este partido y salió justo al revés. Lástima, porque el mejor Valencia que vimos esta temporada es mejor que el Atlético cuando le tocaron las duras rotaciones de la Champions, por eso era segundo y ellos cuartos. El desgaste ha cambiado los papeles en la clasificación, aunque en el cara a cara la desigualdad no fue tal. Pase lo que pase el jueves, el sitio de este Valencia no puede ser otro que estar en la Liga de Campeones.

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