Estaría preocupado si fueramos el que hace doce, pero llevamos 46 puntos y vamos terceros. Poner peros a este equipo es no tener los pies en el suelo y pensar en algo que no es posible. Es de no ser humilde». Llevo desde la noche del sábado dando vueltas a esta frase que pronunció Marcelino después de la victoria en La Rosaleda y que comparto solo en parte, porque pensar que no hay nada imposible no tiene por qué ser falta de humildad, es simplemente una manera de afrontar la vida o en este caso el fútbol. Aunque todos sabemos a qué se refiere el entrenador con esa reflexión en la que mezcla una realidad como lo es que ahora mismo hay tres equipos que están económicamente muy por encima de los demás -dos de ellos de hecho lo han estado siempre y no siempre han ganado- con el tan recurrido pensemos dónde estamos y sobre todo de dónde venimos que nos acompaña para bien o para mal. Tampoco le han puesto tantos peros a lo que ha hecho este equipo, más bien al contrario.

En realidad todo esto no dejan de ser más que palabras, declaraciones más o menos estudiadas para que tengan su efecto en el futbolista y por supuesto en el aficionado. No veo ni de lejos a Marcelino y a Mateu Alemany contentos con ser a final de esta temporada sextos, por mucho que al principio hablaran de que algo así para empezar no estaría del todo mal. Lógicamente, que a estas alturas el Madrid siga por detrás es una situación anómala, pero hasta ahí y para de contar. Todo lo que sea estar por debajo del cuarto ya debería empezar a producir preocupación. Al final, viniendo de donde vengamos, esto es el Valencia CF, un club que más allá de su historia y su afición está entre los cinco de La Liga que más paga a sus jugadores, que más dinero ingresó por derechos de televisión en el último ejercicio pese a quedar en el puesto 12º, que más gasta en fichajes y que tiene un presupuesto de ingresos y sobre todo de gastos más alto de los veinte. Es un equipo que gana en La Rosaleda al último clasificado que es el Málaga porque tiene a Guedes y ellos no. Si el Valencia CF acaba cuarto y se clasifica para la Liga de Campeones habrá estado donde puede y donde tiene que estar y habrá cumplido el objetivo. Si no, que le pongan ellos nombre a lo conseguido. Desde luego si el Valencia CF estuviera en el puesto doce no habría que estar preocupados, sino muy preocupados.

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