Todo el mundo habla de la necesidad de renovar a Marcelino lo antes posible y es lógico por los números que lleva en el Valencia CF, a la altura de las mejores temporadas de la historia, más bien antes que después esa cuestión se abordará aunque parece un buen detalle bastante más inreresante por parte de Meriton el hecho de pensar no solo en Marcelino sino también en Mateu Alemany, que al fin y al cabo fue antes que el entrenador. En este caso no es ya una simple cuestión de renovar contratos, un cargo de estas características no es como un futbolista, si cualquier día ocurre que no está a gusto se puede marchar sin dar demasiadas explicaciones.

Muchas veces se hace complicado trabajar en clubes cuya propiedad y sus consejos de administración, donde se toman sobre el papel decisiones trascendentes, están a miles de kilómetros de distancia, pero ni es el Valencia CF el único ni mucho menos lo será. Por eso, gran parte de ese estar a gusto tiene que ver con la confianza y la autonomía en la toma de decisiones, con un funcionamiento serio y respeto a los profesionales. Hoy, este club tiene un propietario que por fin parece haber entendido que ha de dejar trabajar, que él es quien tiene la última palabra pero siempre en base al criterio de sus ejecutivos, no por capricho ni amistad. No deja de ser una excelente noticia.

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