Alguien me contó una vez que los 30 millones que pagó Peter Lim al Benfica por Rodrigo Moreno fueron una cuestión de fe y que esa fe se ha mantenido a prueba de bombas incluso en los peores momentos. Esto en la cabeza de alguien como el máximo accionista del Valencia CF significa que estaba convencido de que deportivamente le iba a ayudar a llevar a su equipo a la Champions y que uno, dos o tres años después lo acabaría vendiendo por más. Al final los hechos le van a dar la razón y quizá estemos ante uno de los puntos que más empatía han generado entre Lim y Marcelino, la apuesta del asturiano por Rodrigo. Hace bien ahora en sentarse a observar qué pasa con el delantero porque es lo que aconsejan la lógica y la prudencia, es momento de hacerse fuertes con los futbolistas que según los pálpitos que empiezan a llegar del mercado de verano van a estar en las subastas importantes, esas en que se mueven las cifras de verdad.

Con el tema Rodrigo el Valencia CF ha de estar tranquilo pero alerta, vender o no es una decisión difícil porque hay razones de peso para lo uno y para lo otro, evidentemente la decisión final estará en función del precio y la opinión del futbolista. Una decisión trascendente para el futuro del equipo y del club que más que nunca habrá que afrontar con la cabeza fría.

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