El primer paso fue la limpieza del verano 2017. Larga, complicada, pero necesaria para empezar a borrar el pasado reciente. El segundo, volver a la Champions League, un camino también largo, complicado, pero necesario para empezar a dibujar el futuro sobre una base mucho más sólida en el terreno económico. No hay más que echar un vistazo a los números de la nueva Champions y coger la calculadora para entender que el futuro está hecho solo para los que estén ahí de una manera más o menos fija y continuada. Ese es, por tanto, el tercer hito a conquistar. El Valencia CF, cuando se va a cumplir un año del fichaje de Marcelino, ha completado con éxito las dos primeras etapas de su reconstrucción después de confirmar matemáticamente su presencia en la próxima Liga de Campeones. Quizá hoy lo vemos incluso más fácil de lo que realmente ha sido y hasta le restemos algún mérito porque, al final, es lícito pensar que el equipo y el club no han hecho más que volver a donde como mínimo han de estar siempre, pero solo hay que remontarse doce meses atrás para entender lo mucho que hemos avanzado en tan poco tiempo.

Más artículos de opinión de Julián Montoro, aquí.