"Estos jugadores se han rebelado"

El Juvenil conquistó el título de liga tras años persiguiéndolo sin descanso. "Lo que más destaco es la madurez. Esta generación ha estado cerca de tocar éxitos y ha perdido"

Euge Ribera, Joaqui Navarro y Nico Font desgranan un éxito que ya es historia en la factoría de Buñol

La plantilla del Juvenil A celebrando el título de División de Honor

La plantilla del Juvenil A celebrando el título de División de Honor

Rafa Esteve

Rafa Esteve

El título de liga conseguido por el Levante Juvenil A se cuela de lleno en la historia de un club que siempre ha sentido orgullo por su cantera, pero que pocas veces se ha visto laureada entre todo el talento que se cuece en la fábrica de Buñol año tras año. Tres cursos después de la primera vez, el conjunto dirigido por Euge Ribera se coronó en la cima del séptimo grupo de División de Honor tras vencer al Patacona (0-3), a falta de tres jornadas para su finalización y demostrando que son una auténtica generación de oro. 21 triunfos, cuatro empates y dos derrotas son las cifras de un equipo que ha perforado la portería contraria en 60 ocasiones, por mediación de futbolistas de gran talento como Carlos Espí, Joan Prohens, Paco Torres o Álvaro Moreno entre otros, y solo concediendo 17 tantos gracias a la pareja formada en la retaguardia por Carlos Peñaranda y Borja Cortina. Un tándem que, a través de sus facultades y capacidades tanto físicas como futbolísticas, es considerado como el mejor del grupo de la Comunidad Valenciana.

Los números, reflejo del martillo pilón que es este Levante, son de escándalo, pero Euge Ribera le da valor al título debido a las múltiples dificultades que han ido superando por el camino. El técnico ganó una liga siendo entrenador del cadete B, pero este título tiene un significado especial para él. «Ha sido una liga muy competida, mucho más de lo que dice la clasificación. Hemos luchado toda la temporada con el Elche, el Atlético Madrileño, el Valencia, el Villarreal… Muy complicada, por lo que estamos muy contentos», dijo Euge, en unas declaraciones con SUPER, orgulloso de cada uno de sus jugadores, quienes demostraron un ejercicio de madurez, labrado desde la resiliencia y digno de ser reconocido, tras haberse quedado en más de una ocasión cerca de los éxitos y que ha sido trascendental para conquistar la liga. 

«Lo que más destaco de este equipo es la madurez. Se han rebelado en los roles que les han tocado tener. Es muy complicado que jueguen todos, pero han entendido lo que había que priorizar. Esa madurez se adquiere por perder. Esta generación ha perdido. Ha estado cerca de tocar éxitos, incluso rozándolos con los dedos, y ha perdido. Todas esas experiencias negativas han ido generando un bagaje en lo competitivo que le ha ayudado a encontrar un equilibrio. Este equipo, cuando gana, no se vuelve loco ni se cree el más guapo, el más alto y el más listo. Y cuando pierde no entra en depresión. El equipo ha estado por encima de todo y los resultados han acompañado. Eso te hace creer poco a poco», comentó un técnico que, a falta de tres jornadas para terminar el curso, ya mira de frente a la Copa de Campeones después de que el presidente, Pablo Sánchez, le trasladase su ambición tras la victoria ante el Patacona. Sin embargo, lo harán sabiendo que no tienen techo. «El presidente ya nos dijo que había que competirla. Veremos hacia dónde podemos llegar, pero tenemos mucha ilusión», dijo.  

Si esta generación ha experimentado el sabor agridulce de las derrotas en anteriores categorías, Nico Font, capitán y granota de cuna, fue de los más emocionados tras la consecución del título. Sobre todo, después de estar cuatro meses apartado por una rotura de ligamento en su tobillo derecho. El atacante aterrizó en Buñol con 9 años y, pese a que en benjamines conquistó una liga, siempre soñó con volver a ganarla. Por ello, cuando se presentó la posibilidad, no quiso dejarla escapar aunque quedasen jornadas por delante. «Queríamos conseguirla ya mismo. Sabíamos lo bonito que iba a ser conseguirla en un campo donde podía venir mucha gente. Quitando el del Alboraia, es el más cercano del Ciutat, por lo que sabíamos que la afición se iba a mover para poder vernos. La emoción que solté tras el final del partido fue bestial», dijo un capitán que, desde el primer momento, sintió que este año podía ser mágico. 

«Desde el primer momento sabía que podíamos conseguir lo que nos propusiéramos. Lo veía en cada entrenamiento, en la intensidad, en las ganas, en la ilusión… El vestuario es lo que nos ha hecho ganar. Nos hemos ayudado mutuamente», comentó. Sin embargo, él, desde su condición de capitán, se ha encargado de imprimir su sensibilidad levantinista en unos compañeros que ya tienen un fuerte sentimiento de pertenencia hacia sus colores. «Soy el que más levantinismo ha mamado en el vestuario. Lo he vivido todo. Cuando me nombraron como capitán vieron el corazón y el sentimiento que tengo por el escudo. El Levante significa todo para mí». Y su sueño, cómo no, es jugar el día de mañana como local en Orriols. «Mi sueño, desde que llegué, ha sido llegar al primer equipo y a día de hoy se sigue manteniendo. Ojalá lo consiga». 

No obstante, si el nivel de satisfacción se encuentra por las nubes entre todos los miembros de la plantilla, no iba a ser menos para un Joaqui Navarro, director de cantera granota, que rebosa felicidad no solo por el resultado del domingo, sino también por el proceso. «No podemos estar más contentos. Obviamente por ser campeones, pero sobre todo por el margen y el cómo. Ha dominado el juego durante todo el año, ha sido capaz de sacar partidos con un nivel de juego muy alto, contra grandes rivales y en escenarios complicados», dijo un Joaqui que siente también orgullo por cómo se ha propagado el sentimiento hacia el Levante. «Los jugadores que llevan con nosotros mucho tiempo, y mamando lo que es el Levante y lo que es su cultura del Levante, lo han transmitido a los jugadores que han llegado nuevos. Eso ha hecho que el grupo este año sea muy fuerte». 

En tiempos de crisis, es inevitable mirar hacia la base. El levantinismo tiene esperanza de cara al futuro con una generación llamada a seguir cultivando éxitos el día de mañana. Sin embargo, Joaqui prefiere ser prudente, aunque trabajarán sin descanso para que, conforme vayan quemando etapas y cumpliendo metas de crecimiento, se acerquen al primer equipo. «Lo primero es tener los pies en el suelo, saber que el proceso hasta el fútbol profesional es muy largo y muy difícil. Nuestra obligación es ayudar al máximo número de jugadores posibles y estén preparados para cuando el primer equipo demande de ellos. Y una vez llegue, que ese momento continúe en el tiempo», finalizó.

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