Qué lástima. El Levante perdió ayer un partido que no mereció perder y casi ni empatar. El equipo jugó su mejor choque de las últimas semanas, pero se topó con dos mazazos en forma de contragolpes mortales del Getafe. Una derrota que duele, pero que debe suponer un punto de inflexión, ahora que ya sólo queda la Liga, para volver a ser el equipo que maravilló a España.

Con mucho respeto mutuo comenzaron ambos equipos el encuentro. Los primeros minutos fueron una lucha por tomar el control del juego en el centro del campo. Farinós y Xavi Torres contra Casquero y Juan Rodríguez. Diez minutos más tarde, parecía que eran los granota quién poco a poco tomaban más protagonismo, y así llegó la primera ocasión clara del encuentro. Buena incursión de Javi Venta por banda derecha y su centro lo remata Botelho en el segundo palo, suave a las manos del guardameta ex del Valencia Moyá. Precisamente fue por las bandas por donde el Levante encontró la mejor manera de hacer daño al Getafe en este inicio. Farinós mandaba desde el centro, mientras que Botelho y El Zhar abrían el campo por los costados. Asimismo, Koné también caía constantemente a banda, desahogando y aguantando balones, tarea que realiza a la perfección.

Parecía que el Levante llevaba el partido al terreno que más le gustaba cuando llegó el tanto del equipo azulón. Máxima fortuna la que tuvo Dani Güiza, ya que su remate a bocajarro lo paró Munúa, pero el rechace golpeó de nuevo en la pierna del delantero, de manera involuntaria, y se coló en la meta defendida por el cancerbero charrúa. Jarro de agua fría para un equipo azulgrana que no merecía ir por detrás en el marcador. De aquí al descanso Koné tuvo la ocasión más clara tras una cesión con el pecho de un participativo Botelho, pero su remate se fue muy desviado por encima de la portería azulona.

El comienzo del segundo tiempo fue un vendaval granota. Las palabras de Juan Ignacio Martínez al descanso tuvieron su efecto en sus jugadores, que saltaron al césped dispuestos a empatar como fuese. Sin embargo, falló la puntería. En los 15 primeros minutos, el cuadro de Orriols tuvo dos claras ocasiones para igualar el encuentro. Primero El Zhar con un disparo raso que Moyá envió a córner, y luego Koné, que conectó una media chilena en el área pequeña tras una jugada ensayada de saque de esquina, pero en la que envió el balón a las nubes. El delantero, una pesadilla para los centrales del Getafe en todo momento, estaba siendo claramente agarrado en esa jugada, por lo que el colegiado Teixeira Vitienes pudo haber pitado penalti sin problemas.

Eran minutos de acoso y derribo granota ante un equipo, el de Luis García Plaza, que solo daba la sensación de ligero peligro en las pocas contras que conseguía enlazar. La entrada de Óscar Serrano por Botelho pudo ser decisiva, ya que el catalán tuvo una clarísima ocasión en su primera acción, pero de nuevo el balón se fue alto. No era el día de los atacantes del Levante cara a puerta. El gol del empate podía llegar en cualquier momento, pero fue el Getafe el que volvió a golpear en forma de tanto. Evidentemente, contragolpe perfectamente lanzado por el centro del campo getafense para Güiza, que vuelve a fallar ante Munúa, pero de nuevo el rechace que esquiva a todos los jugadores azulgrana y llega a Diego Castro en la frontal del área para que la empuje y cierre el partido, de manera completamente injusta.

El penalti transformado por Rubén Suárez en el minuto 90, que conllevó la expulsión de Lopo por parar el balón con la mano cuando entraba en la portería, ya no llegó a tiempo. Munúa, a la desesperada, tuvo la última en un remate tras una falta lateral, pero el árbitro la anuló por fuera de juego.