Sólo necesitó encadenar dos galopadas ante el Racing para recordar lo mucho que supone su vuelta para el equipo. Porque con él, el Levante es otro. Más vertical y peligroso. Más ambicioso, como expone el discurso del propio Valdo, que no renuncia a ganar en Madrid y a acabar el curso en posiciones europeas. Si no hay dudas de cuál es el camino, todo es posible.

El sábado, en su reaparición, se le vio ansioso por ayudar. ¿Tanto había sufrido en silencio con la mala racha del equipo?

—Bastante, la verdad. Desde fuera se sufre un poco más que cuando estás sobre el campo, porque ves que no puedes hacer nada cuando pasan los partidos y el equipo encadena malos resultados.

—Otra vez metido de lleno en la dinámica, ¿cómo ve al grupo?

—Bien. Mejor de lo que la gente pueda pensar. Hay muchas ganas de dar la vuelta a esta situación, de recuperar ese golpe de suerte que teníamos al principio y nos está faltando últimamente.

—Pero no será todo cuestión de suerte, ¿no? Las decisiones arbitrales, por ejemplo, tampoco les han ayudado de un tiempo a esta parte.

—En el vestuario se comentan las últimas decisiones arbitrales. Varios partidos hubieran sido diferentes sin los errores de los árbitros; en Granada nos pitaron un penalti por unas manos inexistentes de Barkero, contra el Racing se pasaron por alto dos penaltis… En fin, no contamos con el peso de los grandes, y se nota. De todas maneras, yo soy de la opinión de que no podemos hacer la cuenta de la lechera, pensar cuántos puntos tendríamos, estar con el ´y si´.

—Pues yo le iba a preguntar, ¿´y si´ no hubieran sufrido la plaga de lesiones, que sería de este Levante?

—Nunca se sabe. A lo mejor, estaríamos peor. Antes de las lesiones nos encontrábamos en una buena racha, pero solo podemos pensar en el futuro, en lo que viene. Y lo que viene, a bote pronto, es un partido muy complicado en el Bernabéu, en el que sumar un punto ya va a ser muy duro.

—Veamos. ¿Qué espera de la visita al campo del Madrid? Hay quien puede dar ese partido por perdido de antemano.

—Es muy difícil ganar en el Bernabéu, no imposible.

—¿Lo dice porque ya ganaron al Madrid en el Ciutat?

—El Real Madrid de ahora no tiene nada que ver con el de la segunda jornada, con el que jugó en el Ciutat de Valencia, porque está mucho más rodado.

—Entonces, ¿qué tiene que hacer el Levante? Usted, que ya sabe lo que es vencer en el Bernabéu, con Osasuna, quizá tenga la fórmula.

—No hay fórmula alguna. Si acaso, correr sin parar, pelear como nunca y estar fino tanto delante como atrás; frente a un rival tan alto, cualquier descuido te cuesta la vida.

—Ustedes lo saben bien. ¿Aún les duele el 8-0 de Copa de la temporada pasada?

—Yo, por lo menos, no lo he olvidado. Espero que aquello no se vuelva a repetir nunca.

—¿Qué recuerdo le ha quedado del 1-0 de la primera vuelta? ¿Se celebró más que otra victoria en el vestuario?

—Nos llevamos una gran alegría y lo celebramos en el vestuario, pero no mucho más que otras veces. Aquellos tres puntos que conseguimos, ante un rival muy potente, nos dieron mucha confianza, pero no fue una de las victorias más importantes de mi carrera profesional, que digamos.

—Usted, que se formó en la cantera, comparte la teoría de que el Madrid es ahora más antipático que hace unos años?

—Seguramente, lo que ha pasado en los últimos años haya dañado un poco la imagen del club. Se nota en cómo se recibe al Madrid en otros estadios, cuando juega de visitante.

—Por cierto, en su ´mejor once de la historia´ hay cinco madridistas (Casillas, Cristiano, Zidane, Ronaldo y Roberto Carlos). ¿Aún le tiran esos colores?

—Guardo un buen recuerdo del Madrid, sin duda, pero eso no tiene nada que ver. Si acaso, que con algunos de ellos, como Zidane o Ronaldo, he tenido la suerte de poder jugar y entrenar, de ver de cerca de lo que eran capaces.

—En este mismo tramo de calendario que ahora empieza lograron 21 puntos de 21 en la primera vuelta…

—Las cosas van a ser muy diferentes a entonces, aunque los rivales sean los mismos. Pero si lo hicimos en su día, por qué no podemos repetir una racha similar a esa.

—Juan Ignacio Martínez ha lanzado un mensaje tranquilizador de puertas hacia afuera. ¿También lo ha hecho en el vestuario?

—Sí. Hace poco nos dijo que nos encontrábamos en una buena línea. Que continuáramos haciendo el mismo trabajo y manteniendo la alegría.

—Para positivos, Koné. Está convencido de que este Levante puede acabar entre los seis primeros de la Liga, con lo que eso supondría.

—Nuestro principal objetivo es la permanencia, eso está claro. Pero gracias a la primera vuelta que hicimos, a los 30 puntos que sumamos, todavía tenemos una gran oportunidad de jugar en Europa. Aunque al principio de temporada parecía una meta muy lejana, si hacemos las cosas muy bien, podemos llegar; hay que ser lo más ambiciosos posibles.

—¿Hablamos de 20, 25, 30 puntos más?

—Nunca se sabe. Depende del desarrollo del campeonato, porque, por ejemplo, la salvación estuvo el año pasado en 44 ó 45 puntos cuando normalmente bastaba con 42. Con 50 y pocos puntos puede ser suficiente, pero todavía es pronto para decirlo.

—¿Cuándo se sabrá?

—Por ahora, debemos continuar con nuestra filosofía de luchar domingo a domingo. Cuando quede un mes o mes y medio para el final, para principios de abril, será el momento de ver en qué situación nos encontramos y cuántos puntos nos harán falta para salvarnos o intentar jugar en Europa.

—Que las competiciones europeas pasen de sueño a realidad depende, en gran medida, de la aportación de los refuerzos invernales. ¿Qué me dice de Ghezzal, el más desconocido y quien mejor ha caído de todos?

—Como ha dicho el míster, es un jugador muy diferente a los que había en la plantilla. Ghezzal es una baza a explotar, y no tengo dudas de que se convertirá en un fichaje rentable para el club.

—Aunque no destaca por su capacidad goleadora, Abdel estuvo a punto de marcar en su debut. Les vendría bien su ayudita realizadora, ¿verdad?

—Entre otras. Fallamos los goles que antes metíamos, igual que en defensa concedíamos menos oportunidades al rival que ahora. Hay cosas que ajustar, lógicamente, pero el equipo tiene que mantener sus señas de identidad, no tener ninguna duda de cuál es el camino.