Con las luces mínimas del Bernabéu para reflejar la instantánea, todavía sin espectadores, sin cámaras, en la intimidad, Juan Ignacio reunió a los suyos en el centro del campo. Fueron pocos minutos, las últimas instrucciones, la conjura final, el empujón definitivo del jefe de la manada para creer en la gesta. El panorama no era para lanzar cohetes: 9 puntos de los últimos 36, sin amarrar el premio completo desde el 10 de diciembre ante el Sevilla en Valencia y sabiendo que delante había un Madrid que tenía en sus manos sentenciar la Liga por el patinazo del Barcelona en el Reyno de Navarra. Pero esa no es la guerra del Levante. La premisa era atajar la inercia negativa, aunque simplemente fuese con mejores sensaciones. Evidentemente, Chamartín no era el mejor escenario para corregir la decadencia como forastero. No obstante, para los de Orriols no existen imposibles ni sufriendo tratos desiguales. Hay derrotas que refuerzan la autoestima de un bloque. Sucumbir así no es para alarmarse, es para creer en una segunda vuelta con más luces que sombras.

Los jugadores no eran de la teoría de JIM, la de que con los números insultantes del Madrid lo mejor era quedarse en casa. Era un examen de resistencia máxima, de muchas ayudas, sacrificio y compromiso desde Munúa a Koné, las señas de identidad del SuperLevante, el del histórico liderato. JIM insistió durante la semana en dos ideas: acabar las jugadas y evitar que el Madrid sacara a relucir su contragolpe volcánico. Dicho y hecho en el minuto 5. Por fin, el Levante dio en el clavo a balón parado. Fue el primer gol de Gustavo Cabral, el sexto de cabeza de los once que los blancos han recibido en 2012.

José Mourinho sacó su vena más ofensiva y recuperó la variante de los dos delanteros, con Higuaín más en estático y Benzema mareando a un lado y otro. El galo enchufó la primera que tuvo, pero Undiano Mallenco no claudicó a los berridos del Santiago Bernabéu y vio que el ´9´ estaba en fuera de juego. Ni tampoco cuando el líder reclamó un penalti por unas manos de Iborra, cuando el remate le pegó en la cara, y posteriormente en un ´piscinazo´ de Sergio Ramos con Sergio Ballesteros. Sí que se apiadó de los blancos, y comenzó a iluminarles, cuando pasó por alto una agresión sin balón del propio Ramos a Del Horno. Era una roja de campeonato. Undiano empezaba a pintar la Liga de blanco en un cruel final de acto.

El 0-1 enloqueció todavía más al Madrid. Normal que pisara una y otra vez el área de Gustavo Munúa. Pero ni mucho menos se parecía a esa apisonadora del 8-0. Incluso el Levante llegaba con mordiente a Casillas al contragolpe gracias a un Koné que estaba volviendo loco a Pepe. Coenträo evitó que Arouna cumpliera su amenaza en el minuto 20 cuando ya se plantaba mano a mano con Iker. El arquero internacional tuvo más trabajo de la cuenta. Antes de la media hora se lució desviando un remate escorado en banda izquierda de Iborra. En ese momento, el ´10´ todavía no llevaba amarilla. Y en seis minutos se deshizo el castillo de naipes; primero con una falta en la frontal poco después de que Sergio Ramos sacara el látigo y luego con la acción que decantó el partido: manos, pero injusta segunda amonestación. No falló Cristiano Ronaldo, que acabó con su maldición en Liga con el Levante. El azulgrana del Barça no era el único que le estaba dando urticaria al portugués. Ahora sólo le queda por superar el gafe del Betis.

El Madrid tenía los tres puntos a tiro sin merecerlo y con un Levante que aguantaba en inferioridad como podía, pero sin tirar la toalla ni con los dos destellos casi seguidos de Cristiano Ronaldo. Había fe en el milagro de los milagros, más todavía cuando Koné puso el 3-2, con baile de regalo como había prometido. Magnífico el servicio desde la izquierda de Óscar Serrano, que resistió en el terreno de juego incluso cuando Pedro Botelho entró. Al ´2´ no se le agotaba la gasolina. Lástima que Benzema ocultara su ´partidazo´ y acabara con el sueño con un trallazo de depredador. Quedaban 20 minutos para aguantar la cuarta posición y los chillidos de Munúa demostraban que el Levante quería volver a casa con la sensación de entereza intacta. Ni mucho menos fue esa versión desangelada del Camp Nou. Dio señales de vida, de descaro, obligando al cada vez más líder a mostrar todo su arsenal. Poco se puede hacer cuando delante están Cristiano Ronaldo y Benzema, que entre los dos han firmado 53 de los 112 goles que ha marcado el Real Madrid esta temporada en competición oficial.

- Ficha técnica:

4 - Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Sergio Ramos, Pepe, Coentrao; Xabi Alonso, Granero (Khedira, m.77), Özil (Kaká, m.81); Cristiano Ronaldo, Higuaín (Callejón, m.67) y Benzema.

2 - Levante: Munúa; Javi Venta, Ballesteros, Cabral, Del Horno (Pedro López, m.57); Valdo (Botelho, m.77), Farinós, Iborra, Serrano, El Zhar (Pallardo, m.46); y Koné.

Goles: 0-1, m.4: Cabral. 1-1, m.44: Cristiano Ronaldo, de penalti. 2-1, m.50: Cristiano Ronaldo. 3-1, m.57: Cristiano Ronaldo. 3-2, m.63: Koné. 4-2, m.66: Benzema.

Árbitro: Undiano Mallenco (Comité Navarro). Amonestó a los locales Ramos (36) y Pepe (49), y los visitantes Serrano (34) y Cabral (86). Expulsó a Iborra por doble amarilla (m.37 y 43).

Incidencias: encuentro correspondiente a la vigésima tercera jornada de Primera División disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante unos 67.000 espectadores. Realizó el saque de honor el exjugador madridista Roberto Carlos.