Hace ya dos semanas que Rubén Suárez encontró equipo. Aunque no para quedarse, sino para matar el gusanillo, mientras queda claro cuál es su destino la próxima temporada. Es el modestísimo Atlético del Turia, de reciente fundación (2009), con cuyo amateur se ha ejercitado las dos últimas semanas para llegar en las mejores condiciones posibles a la pretemporada después de las vacaciones.

Botas en mano, el asturiano ha acudido los postreros martes y jueves por la tarde a uno de los campos del cauce del río (a la altura de Pont de Fusta) como si de cualquier otro jugador aficionado se tratara. Si embargo, el primer día, antes incluso de salir al campo, quedó claro que no es el caso. «Le costó llegar a los vestuarios un buen rato, porque estaban los niños de la escuela de fútbol 7 entrenando en ese momento y no pararon de pedirle autógrafos», explica Héctor Fernández, coordinador de fútbol 11 del club, e improvisado entrenador de Rubén estos días. Cosas del fútbol aficionado: al haber acabado la temporada (cuarto en el grupo IX de Segunda Regional), el técnico dejó el cargo y las últimas sesiones quedaron en manos de Héctor, también preparador del juvenil.

El nexo de unión entre el asturiano y el Atlético del Turia se llama Guzmán. Es el portero del equipo, y, a su vez, amigo del ´Guaje´, a quien le ofreció la solución que estaba buscando. «Acabé la temporada con pocos minutos y ya necesitaba ponerme a trabajar. Pensé que sería bueno entrenar con un equipo, más allá de otros ejercicios físicos», reconoce Rubén. «Me han tratado muy bien desde el primer momento. Lo único era llevar cuidado en los choques, y, sobre todo, muscularmente por no estar habituado al césped artificial».

Si el asturiano ha acabado contento, sus anfitriones aún más. «Es una pasada, un lujo verle entrenar; cómo la toca, cómo golpea las faltas, cómo se mueve en el campo. Para los chavales es una motivación increíble, y para mí también», afirma Héctor, que aceptó la petición de Guzmán sin dudarlo. Desde el principio, eso sí, marcó las pautas necesarias para evitar problemas. «Aleccionamos al resto. Les dijimos que le entrasen, pero en ningún caso fuerte, no se fuera a lesionar».

Hasta el presidente del club, Ricardo Gómez, se topó con el mediático fichaje ya en el campo. «No hizo falta ni que me lo consultasen. Le abrimos las puertas del club encantados». Si por él fuera, Rubén se quedaría de por vida, «aunque sin cobrar, como todos los del amateur», bromea; hasta juveniles, cada jugador paga 25 euros mensuales.

Otro contacto con el Levante, en breve

El tercer episodio del proceso de renovación del asturiano tendrá lugar esta semana, después de que los anteriores no dieran resultado. El representante del futbolista y los dirigentes del club (que también tienen previsto cerrar la continuidad de Navarro y la llegada de Míchel en breve) volverán a hablar para intentar acercar posturas y llegar a un acuerdo, lejano por ahora. Aún así, el mediapunta todavía antepone seguir en Orriols a las otras posibilidades que tiene.

El último encuentro entre las partes fue el martes, en Madrid. Allí se vieron Quico Catalán y el agente de Rubén, Manolo Jiménez, aunque las contraofertas presentadas por uno y otro apenas sirvieron de algo. El Levante quiere prorrogar el contrato un año por unas condiciones salariales similares a las actuales, o un segundo con una ficha mucho más reducida y una cifra de partidos jugados no inferior a 20. El jugador aboga por contabilizar sus participaciones por minutos y un recorte en los ingresos más suave.