Ha pasado ya un mes desde que acabase una temporada agridulce para Rubén. No ha jugado todo lo que le hubiese gustado, pero no puede ocultar su alegría por los éxitos de un equipo que se lo ha dado todo. Ahora, con varias ofertas encima de la mesa, se debate entre seguir en el club de su corazón o buscar nuevos retos. Aun así, está tranquilo y ya entrena.

Hace ya un mes que acabó la Liga, ¿cómo lleva las vacaciones?

—Pues descansando unos días, aunque yo personalmente llevo ya un par de semanas poniéndome a punto. Después de una temporada en la que no has jugado mucho, físicamente no estás igual y ya he empezado a trabajar.

—Usted no pierde el tiempo...

—Bueno, descansé una poco más de una semana y desde el lunes pasado he empezado un poco a trabajar con un preparador físico. Estaremos todo este mes yendo poco a poco, aunque luego la pretemporada está también para esto, pero para llegar un poquito a tono, sin pasarnos.

—Ya más en frío, ¿empiezan a darse cuenta de lo que han logrado esta temporada clasificando al Levante para competición europea?

—Ahora tienes tiempo libre y la oportunidad de pensar que ha sido un año duro. Tuvimos un momento difícil, si que es verdad, pero en el aspecto de que pillamos una mala racha, porque siempre estuvimos ahí arriba. Al final ha sido el año más bonito e importante de la historia del club y es algo para disfrutar. Somos conscientes de que nos hemos metido en la Euroliga y es histórico.

—Lo que ha conseguido el Levante ha sido todo un hito en su historia pero, por lo inesperado, también para la Liga BBVA. Hacía tiempo que un equipo tan modesto no lograba objetivos tan ambiciosos.

—Sí. Hemos hecho un gran año, pero no solo éste. Venimos haciendo grandes temporadas, creo que estamos en un momento dulce que hay que aprovechar, pero debemos saber también que el año que viene el objetivo volverá a ser el mismo y hay que concienciarse lo más pronto posible. Ojalá podamos llegar lo más lejos posible en la Euroliga, por lo menos a la fase de grupos, y a partir de ahí disfrutar.

—Es importante saber diferenciar la Liga de la competición europea.

—Por supuesto. Hemos visto lo que les ha pasado a muchos equipos otros años y estoy convencido de que aquí no va a suceder. Somos un conjunto humilde, con una afición con muchas ganas y creo que vamos a volver a hacer un año bueno... si estoy aquí, vamos (ríe).

—A lo largo de la temporada, Rubén ha sido protagonista de muchos de los momentos más emotivos, sobre todo con esos goles de falta que pasarán a la historia. ¿Con cuál de todos ellos se queda?

—Ha habido muchos para todo el equipo. La victoria ante el Madrid, en Vila-real, la del Athletic que te mete en Europa... pero, personalmente, he vivido dos o tres partidos que jamás olvidaré, sobre todo porque la gente, una vez más, me ha mostrado su cariño y lo ha hecho sobre el campo. He vivido cosas que en el fútbol son difíciles de experimentar y que son impagables. En ese aspecto estaré en deuda siempre con la gente. Partidos como el de la Real Sociedad o el Villarreal en casa, viendo la respuesta de la afición al final de cada uno, es difícil de describir lo que uno puede sentir. Son momentos que me llevaré siempre de una temporada que ha sido espectacular.

—Pasado el tiempo, ¿ha encontrado ya el motivo a por qué ha jugado menos que en otras temporadas?

—Seguramente porque todos, al fin y al cabo, tenemos que mejorar muchas cosas. Acabaré en el fútbol y el último partido de mi carrera también seguiré teniendo que mejorar. Al final el entrenador ha decidido contar con otros jugadores y para mí es una decisión respetable. ¿Qué me hubiese gustado jugar más? Pues seguro. Pero yo estoy para sumar no solo en el campo, sino también dentro del vestuario. Se trata de ayudar. Como a todos los jugadores, me molesta cuando no juego, pero hay que respetar las decisiones. Él y el club saben que, por mi parte, nunca le he puesto mala cara ni nunca lo haré. Al final lo importante es el bien del equipo y, para la gente que llevamos mucho tiempo aquí y sabemos de donde venimos, creo que merece la pena hacer ese esfuerzo. Ojalá, si me tengo que quedar, que pueda jugar más, hablar con el entrenador y que me diga en qué tengo que mejorar, pero eso ya lo veremos la temporada que viene.

—Actitudes como ésta son, quizá, la clave del buen ambiente que se vive en el vestuario del Levante.

—El mensaje ha sido el mismo desde todos, no es que yo sea especial. Llevamos mucho tiempo con un ambiente increíble en el vestuario y, si me tengo que ir, estoy convencido de que me llevaré muchos amigos de confianza, de momentos de risas y broma, aunque también de saber diferenciar cuándo toca reír y cuando toca estar centrados y serios. Cuando se entrena sabiendo que va a ser divertido, al final uno trabaja mucho más a gusto. Luego las decisiones del míster te pueden gustar más o menos. Siempre hay ganas de jugar, y más en una temporada como esta, pero ahí es donde hay que saber respetar al compañero, algo fundamental. Cuando me toca jugar a mí pido ese respeto y, como siempre lo ha habido, la base de este equipo es esa: el respeto, la humildad y la unión. Luego habrá momentos en que algunos tengamos un mal día, como en todos los trabajos, pero creo que un vestuario así merece la pena.

—Hablemos ahora un poco de futuro. El club le ha trasladado una oferta de renovación por una temporada más otra en función de los partidos jugados durante el año. ¿Ha contestado ya a esa propuesta?

—Todavía no. Hemos hablado, yo estoy estudiando la propuesta, y en cuanto mi representante venga a Valencia y se reúna con el club, veremos qué pasa. Yo me quiero quedar y, si ellos quieren que me quede como así parece, intentaremos llegar a un acuerdo razonable. Ellos saben que yo soy consciente de donde vengo, de lo que le debo a este equipo porque me ha dado la oportunidad de jugar donde un niño tiene la ilusión de hacerlo, de disfrutar y de sentirme valorado y querido. Saben cuál es mi decisión, pero vamos a intentar un acercamiento entre las dos partes porque, aunque hay una propuesta, queda aún mucho por hablar.

—¿Están las dos partes muy alejadas en estos momentos?

—Bueno, se valora la propuesta, pero creemos que hay que mejorar cosas y que hay que hablar más. Vamos a ver la predisposición que tiene el club, que seguro que es buena. Yo tengo muy buena relación con Quico y Manolo, ellos me conocen bien y saben que, pase lo que pase, no va a haber ningún tipo de problema. Tengo la total confianza para tratar de llegar a un acuerdo y ser sinceros los unos con los otros.

—¿El principal problema está en los años de duración del contrato?

—No me gusta hablar de términos de contrato. Es verdad que Manolo ha dicho que me han ofrecido un año más otro y tiene toda la razón, pero yo prefiero no hablar de ello. Hay más cosas que valorar. Yo no pido más, pero tampoco menos. Quiero que sea algo justo y vamos a ver dónde podemos encontrar un punto que sea bueno para los dos. Tengo claro lo que yo quiero y que Quico y Manolo no harán nada que vaya en contra del Levante. Ambos queremos al club y le deseamos lo mejor, por lo que intentaremos llegar a un acuerdo que seguro que se acaba produciendo.

—Imagino que le reconfortará el saber que tiene bastantes ofertas a pesar de no haber sido su mejor año.

—Estoy en un equipo que ha hecho un muy buen año y, aunque no he jugado todo lo que he querido, he metido diez goles en competición oficial, que creo que es importante. Sí que es cierto que hay cosas, quizás menos de las que se dicen, pero estoy más tranquilo sabiendo que existen más opciones. Aún así, y se lo he trasladado a todos los equipos, mi idea es hablar primero con el Levante. Es verdad que hay una propuesta de un club muy importante para mí, como es el Sporting, pero vamos a ver. Mi familia y yo somos felices aquí e intentaremos quedarnos, pero siempre valorando todo.

—¿La continuidad de Juan Ignacio Martínez en el banquillo va a influir en su decisión?

—Este año hubo momentos en los que pensé que podía haber merecido jugar más, sobre todo cuando me encontraba muy bien y cada vez que salía me veía con chispa, pero el míster se decidió por otras opciones. Aún así, mi relación con él no es como se cuenta por ahí. Todos piensan que tenemos un problema y es todo lo contrario. Tengo una grandísima relación con él porque sabe que soy un tío abierto, al que le gustan las bromas y quiere siempre buen ambiente. Él sabe que yo quiero jugar, pero que nunca tendrá un problema conmigo. Cuando no juegue me dolerá y me fastidiará, pero intentaré entrenar mejor todavía. Si me quedo es con toda la intención de participar más, pero luego será él quien decida. Creo que todavía puedo aportar muchas cosas.