Sergio Ballesteros, defensa del Levante, entró en la convocatoria para el encuentro que enfrentará a su equipo con el Getafe este domingo pese a que esta semana sufrió un cólico nefrítico y todavía no se ha perdido ningún encuentro de liga con el club valenciano desde que regresó a la entidad en 2008.

El central valenciano padeció en la noche del martes al miércoles un cólico nefrítico que le impidió entrenarse ese día y también el jueves, una circunstancia que parecía que le obligaría a ser baja para el choque del domingo, pero Ballesteros decidió apurar los plazos, pudo ejercitarse el viernes con sus compañeros y hoy, finalmente, entró en la lista de convocados.

La pasada campaña el jugador de Burjassot jugó 37 de los 38 encuentros ligueros y únicamente se perdió, por acumulación de tarjetas, el choque que enfrentó a su equipo contra el Zaragoza, que correspondía a la primera jornada pero se jugó en enero porque fue aplazado por la huelga de jugadores.

En la temporada 2010-11, Ballesteros participó en 35 de los 38 partidos ligueros. De esas tres ausencias, dos fueron porque estaba sancionado por acumulación de tarjetas y uno, el de la visita al Barcelona, por decisión técnica, pues el técnico Luis García decidió reservarlo para el derbi contra el Valencia que debía afrontar en la siguiente jornada pues acumulaba cuatro amarillas.

En el ejercicio 2009-10, el del último ascenso a Primera, Ballesteros sólo dejó de jugar tres de los 42 encuentros de la liga, dos de ellos por sanción y el tercero, que fue en la última jornada, por decisión técnica al haber conseguido el equipo ya el ascenso a la máxima categoría.

Ballesteros, que se formó en la cantera del Levante, regresó al club valenciano en el verano de 2008 y en esa primera campaña de esta segunda etapa se perdió únicamente cinco encuentros.

En la primera jornada no pudo participar porque su fichaje se había cerrado apenas unas horas antes, más adelante se perdió tres choques por sanción y no jugó en la última jornada por decisión técnica, ya que el equipo no se jugaba nada, él acumulaba cuatro amarillas y en el caso de ver una quinta ponía en riesgo su participación en el primer encuentro de la siguiente campaña.

Ballesteros cumplió recientemente 37 años y tiene contrato hasta el final de la presente temporada, aunque ambas partes pactaron la renovación automática del mismo si jugaba un determinado número de partidos.