Esta vez es la definitiva. Después de varios intentos infructuosos durante las últimas temporadas, el Levante se encuentra mejor posicionado que nunca para hacerse con los servicios de Gavilán. El centrocampista de Benimaclet es una vieja aspiración de Manolo Salvador, quien no quiere desaprovechar que está libre tras terminar su contrato con el Getafe y que nunca lo ha borrado de su mente. Años atrás económicamente era un fichaje inalcanzable al que Ángel Torres nunca dio luz verde, ni siquiera en forma de cesión, pero la oportunidad ahora de ficharlo a coste cero se perfila ni que pintada para que las dos partes vean cumplidos sus deseos: el Levante el de sumarlo a su proyecto y el del jugador el de volver a sentirse futbolista estando en casa.

Los contactos entre el club y sus agentes llevan en marcha bastantes semanas y la negociación está encarrilada para que incluso a corto plazo pueda confirmarse el acuerdo, tal y como el propio futbolista deslizaba enigmáticamente en un acto en València: «De momento, aún no tengo claro dónde jugaré, pero mis representantes están trabajando y creo que pronto lo sabré. Elegiré la oferta que en el cómputo global me dé mejores prestaciones. Tengo 29 años y mucho fútbol por delante». A grandes rasgos, eso es precisamente lo que en Orriols piensan de él, que deportivamente es una apuesta más que interesante con la que aderezar el próximo proyecto. Mendilibar, como no podía ser de otra manera, le ha dado luz verde, ya que se trata de un jugador suficientemente contrastado.

La mejor oferta que tiene encima de la mesa Gavilán, en la agenda también, entre otros, del recién ascendido Deportivo, es la granota. La opción de volver a ser profeta en su tierra le seduce no sólo porque le permitiría instalarse en València después de seis años, sino especialmente por la oportunidad de volver por sus fueros en un club especializado en casos como el suyo.

Tras una buena cesión anterior al Tenerife y al propio Getafe, Gavilán abandonó Mestalla en 2008 para recalar definitivamente en el Coliseum, donde empezó deslumbrando -cuartofinalista de UEFA ante el Bayern y finalista de Copa- pero en el que las lesiones apagaron su estrella. En su mejor momento llegó a estar en la pre-lista de Aragonés para el Mundial de Alemania, pero en la 10/11 se rompió el ligamento cruzado de la rodilla izquierda, la misma lesión que ya había sufrido antes pero en la derecha y que ha marcado su trayectoria en las tres últimas campañas. En total, 214 encuentros oficiales y 17 goles.

La banda izquierda es una de las posiciones que los técnicos quieren reforzar sí o sí debido a que los dos futbolistas que más minutos han tenido en el costado zurdo, Rubén e Ivanschitz, son compatibles también con la mediapunta, sobre todo el austriaco. Los informes que maneja el club apuntan a que pese a su discreta última temporada en el Coliseum, físicamente está en buenas condiciones y aún le queda recorrido. Además, su voluntad por reengancharse a la élite se perfila determinante y se valora también de él su madurez. Con Luis García, que en estos años ha mantenido un trato cordial con los granotas, llegó a convertirse en uno de los capitanes del vestuario.

En casa esperando noticias

El centrocampista, que el próximo sábado participará en un amistoso benéfico, está de vacaciones en València a la espera del desenlace sobre su futuro. «Tengo mucha ilusión por afrontar una etapa nueva», aseguró.