El Levante habrá reducido el próximo junio los 88 millones de deuda con los que estuvo a punto de entrar en quiebra a sólo 32. Y podrá plantearse si sigue en Primera División un escenario muy diferente a nivel deportivo a partir de 2018, cuando la mochila de pagos por el agujero que casi lo condena a la desaparición haya prácticamente desaparecido. Y es que, gracias al acuerdo alcanzado este verano con los bancos y Hacienda, dentro de tres temporadas el club apenas tendrá que hacer frente a 1,5 millones por ejercicio durante los 20 años, una cantidad mucho más asumible que la que actualmente continúa obligándolo a tener una de las plantillas más baratos de la categoría.

En Orriols se ha salvado este verano un match-ball económico que se antoja definitivo, ya que hasta 2018 y especialmente esta temporada se le presentaba un panorama muy complicado con unos 50 millones de euros en obligaciones de pago. El club anunció este miércoles un acuerdo alcanzado el pasado 1 de agosto con Cajamar, La Caixa y Hacienda con el que se marca un antes y un después para despejar las dudas sobre su futuro inmediato y dejar el contador de la deuda a cero sin necesidad de vender el estadio.

Gracias a este acuerdo y que a lo largo de la temporada se finiquitará lo que queda de crédito ordinario de la ley concursal, la deuda total del Levante el próximo junio se habrá visto reducida a 32 millones, de los cuales la mitad se pagarán a razón de 1,5 hasta 2024. De ellos 7,5 corresponden al crédito subordinado de la concursal y el resto a Hacienda. Además, desde Orriols se informa también de que el club está al día con la Seguridad Social y el Fogasa.

Por un lado, se han aplazado a 20 años los 17,5 kilos a los bancos con los que los administradores concursales hipotecaron el Ciutat en 2009 para obtener liquidez en un momento agónico. Y por el otro, se ha acordado una refinanciación con Hacienda, a la que se pagarán 16 millones el próximo julio -de los cuales la mitad saldrán del traspaso de Keylor- . Para los cinco restantes se ha establecido un calendario de pagos hasta 2019 al cinco por cien de interés.

Con un balance muy saneado, el Levante estaría en disposición de cambiar su modelo de gestión a partir de 2018, ya que al tener menos obligaciones de pago por el agujero del pasado podría destinar más para la plantilla. Eso sí, siempre de acuerdo a las normas de la LFP, un modelo que la directiva de Quico Catalán cumple a rajatabla por el convencimiento de que es el mejor para sus intereses, ya que en su opinión iguala al club con otros 15 de Primera.