Deportivamente hablando, el proyecto es ahora mismo deficitario. En la clasificación, y en casi todos los apartados estadísticos, el Levante aparece a la cola de la Liga BBVA, después del descalabro sufrido el pasado sábado frente al Rayo: ha acabado la sexta jornada en zona de descenso, con cuatro puntos en su casillero, y un solo gol anotado por doce recibidos. Mendilibar, qué duda cabe ya, no le ha cogido todavía el tranquillo al equipo y viceversa.

Las sensaciones no son mejores que los números. La evidente mejoría exhibida entre semana en Granada ha quedado en nada después de la última derrota. Esta no hizo sino desenmascarar definitivamente la crisis de identidad granota, soterrada por la entidad de los rivales previamente. Los altibajos de intensidad, los errores individuales y la falta de pegada han minado el rendimiento en el arranque liguero de los azulgranas, a los que las derrotas frente a equipos con su mismo objetivo, como los franjirrojos, podrían acabar penalizándoles en la lucha final por la permanencia.

Mendilibar escuchó los primeros silbidos a lo largo del encuentro de anteayer, en el que se vio a un Levante «sin contundencia ni confianza en la línea defensiva» -de acuerdo con las palabras del propio técnico- y nada resolutivo arriba. Sendos cabezazos a balón parado de Héctor Rodas, no en vano, se convirtieron en el mayor argumento ofensivo. La presencia de Rubén, Víctor, Barral e Ivanschitz en el once, más la posterior aparición de Morales, se tornaron insuficientes para rematar siquiera una vez entre los tres palos.

Nada nuevo en ataque, donde el Levante 14/15 tiene el dudoso honor de promediar apenas 1,7 remates a puerta por partido, los peores números del campeonato hasta el momento. La escasa participación de Rafael, que por falta de rodaje o por lesión aún no ha participado en exceso, es a su vez uno de los motivos de preocupación y de optimismo de cara al futuro. El brasileño firmó en verano para ejercer el papel de goleador, aunque siempre dentro de los estrictos parámetros del club, que en esa parcela va camino de un nuevo superávit.

Los granotas disparan poco y mal, de igual forma que cuentan con uno de los porcentajes de acierto en el pase más pobres. En parte, en esas pérdidas de más se cimenta su condición de equipo con menos posesión, que ya el año pasado se ganó con la propuesta ultradefensiva de Caparrós. La progresiva rehabilitación de Diop, Rubén e Ivanschitz, que sorprendentemente dejó el sábado en el banquillo a Morales, uno de los jugadores más destacados en las primeras jornadas, tampoco ha aportado excesiva luz por ahora en este aspecto; el setabense ha ofrecido más desborde, como en el de Granada.

Nada más llegar, Mendilibar quiso alejarse del discurso táctico de su antecesor. Aunque la reunión de hace una semana en el vestuario moderó su propuesta, siempre ha apostado por adelantar líneas y una presión incondicional, para gozar de más llegadas al arco rival y sobre todo para reducir las del contrario. Sin embargo, después de seis jornadas, ´su´ Levante es el quinto que más disparos ha recibido hasta el momento: casi 13 por encuentro.