El Levante retoma este martes el trabajo con José Luis Mendilibar en su peor momento desde que llegó a Orriols. El técnico vasco, señalado por la falta de reacción y alternativas desde el banquillo para frenar la mala racha de resultados y de imagen, encara una semana crítica en vísperas de la visita el próximo sábado a Eibar, curiosamente donde rompió en la élite. Y es que a pesar del importante respiro en Los Cármenes, la vuelta a las andadas ante el Rayo Vallecano lo ha puesto en el disparadero, cuestionado por un sector cada vez más amplio de la afición y con serias dudas a nivel interno.

Desde que las cosas empezaron a torcerse a mitad de pretemporada, en Orriols la preocupación ha ido aumentando hasta llegar a su punto más alto este pasado sábado. Tras disputarse las seis primeras jornadas, el Levante aún no ha encontrado el norte ni el técnico dado con la tecla. Más allá de los números rojos en la clasificación, el hecho de que los granotas hayan sido claramente inferiores al resto de rivales es la peor mochila con la que carga el de Zaldibar, cuyo tono derrotista en sala de prensa tras perder con el Rayo tampoco ha gustado de puertas para adentro. La ausencia, al mismo tiempo, de variantes tácticas pese a los cambios en la alineación son otro lastre. El entrenador ha escuchado al club y a los jugadores para enderezar el rumbo igual que hicieron sus antecesores, pero a diferencia de ellos no ha sido capaz de imprimirle un sello al equipo, que continúa sin saber a qué juega.

Los números rojos de este arranque de temporada comienzan a ser insoportables. Un reducido sector de la grada cantó «dimisión» en la segunda parte ante el Rayo, un eslogan del que no se contagió el resto del Ciutat pero que volvería a escucharse al final del partido. Fue el primer mensaje de desaprobación de la afición granota, que pese a la plaga de lesiones, el calendario escarpado y el pico bajo de varios futbolistas importantes está focalizando su malestar hacia el banquillo.

Después de la derrota con el Barcelona, el club subrayó las siguientes tres jornadas: Granada, Rayo y Eibar. Un tramo del calendario con rivales por la permanencia para calibrar mejor la situación del equipo tras un arranque decepcionante. La visita a Ipurua será la que decante la balanza: urge reaccionar ya.

No destaca el Levante por ser impaciente con sus técnicos, más bien al contrario. Luis García estuvo tres años completos antes de pagar su cláusula para irse al Getafe por los dos y uno, respectivamente, de Juan Ignacio y Caparrós, que se fueron tras terminar sus contratos. Todos, eso sí, tuvieron un momento de estar contra las cuerdas. Con contrato hasta junio más la opción a un año más por la permanencia, este es el de Mendilibar. A ver si lo supera.