Entre los competidores por la cesión de Oriol Riera está un viejo conocido como Joaquín Caparrós. El extécnico granota, meses después del primer encontronazo con su antiguo club, ha vuelto a cruzarse con el Levante en el mercado de fichajes. Y es que el Granada también se ha posicionado entre todos los aspirantes a convertirse en el próximo destino del ariete catalán. Pese a la deriva de resultados en la que se encuentra, Caparrós continúa al frente de los nazaríes, quienes aspiran a reforzar su delantera con un jugador al que no paran de salirle novias en España. Al menos sobre el papel, en Los Cármenes ocuparía el puesto de Ortuño, que podría causar baja por no entrar en los planes del utrerano. El Levante parece mejor posicionado en esta carrera, aunque la competencia preocupa.

El ‘factor Lucas’ juega a favor

No es la primera vez que Caparrós reaparece en el camino de los granotas, aunque en esta ocasión el contexto difiere al del pasado verano, ya que no se trata de un fichaje en el que hubiese estado trabajando codo a codo con Manolo Salvador. Hace unos meses, en el Ciutat sentó como un tiro que el andaluz se dedicara a tocar a futbolistas en los que el Levante había empezado a trabajar antes de su espantada. Fue sobre todo el caso de Eduardo, aunque no el único. El Granada se entrometió en el interés por el portero luso, que finalmente recaló en el Dinamo de Zagreb, aunque la interferencia fue el principio del fin de su posible fichaje. De hecho, a nivel interno incluso hubo gestiones para poner las cosas en orden. Hasta llegó a circular un compromiso por parte del propio Caparrós para que no se produjeran más encontronazos o malentendidos. Y es que su renovación llegó a darse por hecha, por lo que lógicamente se encontraba al tanto de la mayoría de gestiones de mercado.

Económicamente el Granada es un equipo con mayor margen de maniobra y un competidor duro para los granotas, quienes por contra cuentan con la ventaja de que el jugador ve con buenos ojos recalar en Orriols, donde se encontraría con Lucas Alcaraz, mentor de su etapa en Córdoba. En todo caso, Oriol está en la agenda de buena parte de los clubes de la parte baja de la tabla, ya que se ajusta como anillo al dedo a la mayoría. No entra en los planes del Wigan, que pagó 2,5 millones por él, y su ficha compartida parece relativamente asumible para la mayoría. Sus números con Osasuna la pasada campaña serían, pese al descenso, su mejor carta de presentación.