Para no ser el lunes su mejor día, lo disimuló muy bien. «Además del penalti por manos, no estaba haciendo un buen partido», pero Camarasa tiró para adelante y no paró hasta cumplir con lo que había prometido horas antes. A su madre, Marga, le había vaticinado que vería puerta ante el Granada y fue ella una de las afectadas por su efusiva dedicatoria, con el dedo índice señalando en dirección a la tribuna del Ciutat. «Como el primer gol había sido para mi padre, este se lo dediqué a mi madre, a mi hermana y a mi sobrina, que estaban en el campo. Le había dicho a mi madre que iba a marcar y no fallé», desvela, con orgullo, el de Meliana.

En su definición hubo, principalmente, puntería. «Cuando vi que el balón venía hacía mí pensé que no podía quedar muerto, porque hubiera posibilitado una contra que podría habernos matado, así que me centré en golpear bien y que el balón fuera al menos entre los palos». Y no solo lo lograría, sino que el esférico iría a la red tras superar una maraña de jugadores.

Con el 0-1 en el marcador, solo tres minutos por jugar y el Levante agonizando al borde del área del Granada, el de Meliana apareció al borde del área para aprovechar un errático despeje de puños de Oier „y que este había dejado desguarnecida su portería„ y dar un vuelco al partido. El final del historia, su gol de volea y el posterior de Barral, es de sobra conocido. «Estos tres puntos nos han dado la vida. No hubiéramos estado sentenciados de perder, pero sí muy tocados. Ahora estamos a un punto de la zona de salvación y a tope moralmente», apunta el internacional sub-21, al que en tres semanas debería llegarle su segunda convocatoria con la Rojita como premio a su notable irrupción en la elite y su creciente liderazgo a las órdenes de Alcaraz.

El lunes comenzó ejerciendo de pivote defensivo, con Diop por delante. Sin embargo, a la media hora el técnico decidió intercambiar las piezas y darle más presencia. Lo cierto es que a partir de ese momento, tanto el rendimiento del canterano como el del equipo fue en aumento hasta la explosión final. «No puedo ocultar que estoy más a gusto jugando de ´8´, con otro medio que guarde más la posición y yo algo más liberado para tirar hacia arriba y crear juego; es lo que he hecho casi toda mi vida», afirma el de Meliana, quien aún así ha interiorizado que «lo primero es ayudar al grupo donde sea». Ante el Granada acabaría de central después de la entrada a la desesperada de Casadesús por Navarro.

El gol ante los nazaríes, «sin tener nada que ver» con aquel, le recuerda al primero que hizo con el primer equipo, el año pasado en Copa ante el Recre, por ser también de volea con la derecha. Ahora lleva dos en Liga BBVA, lo que le convierte en el cuarto artillero granota y único que no actúa como atacante. Próximo objetivo, el Rayo.