En Orriols, qué duda cabe, llevan tiempo sobreviviendo a golpe de desfibrilador. Excepción hecha del rara avis de Almería, ya no hay encuentro en que el Levante no deba entrar en parada para tener después opciones de reanimación y de sacar algo positivo. Frente a Málaga, Granada y Eibar, de la reaccion habían salido tres victorias; contra el Espanyol, el espasmo de gloria dio únicamente para el empate que por hoy cierra la herida. El domingo, si el Almería gana en Vallecas, saltará ese punto que permite a los granotas estar momentáneamente fuera de las posiciones de descenso a Liga Adelante.

Esta vez fue Casadesús quien encontró, con una volea dentro del área, el oxígeno en las angustiosas arcadas finales. A ellas se había llegado por la providencia de los espanyolistas, quien habían desperdiciado hasta tres oportunidades claras para sentenciar (de Sergio García, Lucas Vázquez y Stuani), y con el aire más viciado que nunca. Además de a Mariño, a modo de castigo por su error en el 0-1, el Ciutat pitaba ya esas alturas a los granotas por completo.

Un cuarto de hora de autonomía tuvieron los de Alcaraz en su juego. Pasado ese tiempo, los periquitos echaron a volar libremente por el campo, ante un equipo con demasiadas distancias entre líneas y que era incapaz de sacar algo en claro de sus posesiones. Si en el Derbi habían faltado carácter y pegada, lo que pasó anoche es que sobraron ganas y se echaron de menos soluciones. Más aún con el 1-2, de marcado pasado levantinista: se forjó en un alarde de virtuosismo de Sergio García y una demostración de puntería de Caicedo (que, por cierto, pidió perdón por ella).

Con sus hombres helados, como se habían quedado a raíz del segundo tanto visitante al borde del descanso, el granadino echó rápidamente mano de un microondas como Rubén. También apareció sobre el césped José Mari, aunque la entrada de ambos no conllevó la esperada primavera futbolística. Las bandas parecían autopistas de sentido opuesto y las contras tampoco ofrecían salidas. Las que no se perdían directamente por el camino, lo hacían, respectivamente, a unos centímetros de la bota de Morales y en el larguero despés de un foribundo derechazo de Barral.

Duarte reclamó penalti por manos de Simao, como en el oasis inicial había hecho Vyntra en un remate frenado por Javi López. Las dos existieron, pero Melero López las creyó involuntarias y prefirió pasarlas por alto. A fuerza de mirar para otro lado, el árbitro se inventó el córner del que saldría el primer tanto granota: Simao exhibió sus dotes aéreas en el único ataque de estrategia local en mucho tiempo.

Nada de pizarra, ni de poesía, hubo en los últimos minutos. Sacó Juanfran la corneta y toco a rebato, con varios balones colgados de área a área para saltarse el cortocircuito interno. Y en uno de ellos, Uche asomó la cabeza por primera vez en todo el partido y dejó en posición franca para el remate a Casadesús, cuyo talento va y viene, como el Guadiana. Empate a dos y tres minutos por delante; suficientes para cambiarle la cara al partido y a todos los presentes, que por momento creyeron hasta en otra remontada milagrosa. Uche la tuvo en su zurda, en una acción calcada a la del gol pero con los papeles cambiados, aunque de conseguirla podría haber sido hasta contraproducente. Se hubieran ganado dos puntos y perdido quizá la perspectiva respecto a la situación real del equipo: algo debe cambiar, porque alimentándose solo a base de descargas, los levantinistas corren serio riesgo de quedarse ´fritos´ en las últimas jornadas del campeonato.

Ficha técnica:

2 - Levante: Mariño, Ivan López (José Mari, m.59), Vyntra, Juanfran, Toño, Simao (Rubén, m.59), Camarasa, El Zhar (Víctor Casadesús, m.74), Morales, Uche y Barral.

2 - Espanyol: Casilla, Arbilla, Álvaro, Héctor Moreno, Duarte, Lucas Vázquez (Felipe Mattioni, m.84), Javi López, Víctor Sánchez, Víctor Álvarez (Montañés, m.71), Sergio García y Felipe Caicedo (Stuani, m.60).

Goles: 0-1, m.18: Lucas Vázquez. 1-1, m.21: Simao. 1-2, m.45: Caicedo. 2-2, m.87: Víctor Casadesús

Árbitro: Melero López (colegio andaluz). Amonestó por el Levante a José Mari y por el Espanyol a Víctor Sánchez, Javi López y Duarte.

Incidencias: partido disputado en el estadio Ciutat de València ante 17.000 espectadores.