Alcaraz perseguía con su remodelación más austera que el caudal de goles menguara. Lo consiguió ante Getafe y Córdoba, pero en el tercer encuentro en seis días, la Real golpeó con contundencia. El 3-0 estableció una distancia abismal que no existió entre ambos equipos. El Levante se pertrechó más de la cuenta, con los cinco atrás, cuatro mediocampistas tan solo unos metros por delante y Víctor Casadesús surgía a fogonazos. Diego Mariño sufrió la vehemencia donostiarra en un encuentro que se decidió por detalles: un gol clásico de delantero centro, empujando con el interior el esférico a un metro de la línea, un 2-0 de Bergara muy protestado públicamente por Lucas y también por el propio guardameta gallego, que reclamó una ´pantalla´ de Vela que revoloteaba por su área, dificultándole la visión, y un tercero de falta directa del propio mexicano, con precisión, pero ni fuerte ni débil, ni alto ni bajo. De las nueve opciones locales, tres fueron a portería y todas terminaron en gol. No hay candado para la portería en una campaña en la que Lucas no ha dado con la tecla en el engranaje defensivo perfecto. Lo más cercano a la felicidad, con cinco hombres.

"No hemos puntuado y lo necesitábamos. Me parecen demasiados goles para lo que nos han tirado". Tuvo razón el técnico andaluz. Pero el 3-0 también supuso que Mariño superara a Munúa y se convirtiera en el segundo portero de la historia del Levante con más goles encajados. Son 51 por los 50 del charrúa en la temporada 2011/12. El primero es Mora, con los 58 que encajó en 38 encuentros en la 2004/05.

Evidentemente, los mejores números son los de Keylor (39 tantos en 37 partidos, en la 2013/14). Las ocho dianas que le hizo el Barcelona al Córdoba colocan ahora a Juan Carlos como el portero más goleado de la temporada. El tercero es Tyton, con 44, y un choque menos.

Pese a que ha sufrido bastantes varapalos, Mariño es el futbolista con más minutos de la plantilla. Fue el elegido en el estreno de Lucas en Balaídos y no ha perdido su sitio, aunque el técnico se ha replanteado en más de una ocasión el relevo. Recientemente, en la cita en el Coliseum, pero mantuvo su fe en él, justo el día que los granotas acabaron con una caída libre de catorce jornadas seguidas sin echar el cerrojo a la portería. Ante el Getafe evitó el 1-0 en un remate a bocajarro de Diego Castro y tres días después hizo lo mismo ante Bebé. En esa búsqueda de la consistencia defensiva, Mariño ha resistido en la trilogía de la permanencia y eso que volvió a fallar contra el Espanyol. Fue el partido de los pitos, primero al guardameta, y después al equipo en completo. Tanto que luego aparecieron los capitanes para recordar, si es que a alguien se le había olvidado, la importancia de la comunión total para lograr la permanencia.

Las reservas constantes sobre la proyección de Jesús, curiosamente con contrato en vigor la próxima temporada a diferencia del titular, también ayudaron a decantar la balanza en favor del guardameta cedido por el Real Valladolid. Mariño se ha acostumbrado a vivir en el ojo del huracán. De cara al futuro, hay un tercer portero con contrato. Es Javi Jiménez, cedido en el Alcorcón, que fue titular ayer en el triunfo ante el Racing de Valdo.