Nabil Ghilas marcó su primer gol como levantinista y Rafael Martins, quien se resiste a haber dicho su última palabra, replicó con otro antes de que Jose Mari cerrara el marcador. Los tres tantos fueron lo más destacado del segundo amistoso de la pretemporada, esta vez contra el Alzira. Una prueba de rodaje para que Lucas Alcaraz afine y los jugadores se soltaran frente a un rival de Tercera sin apenas trabajo acumulado frente a las dos semanas que llevan los granotas, en plena fase de castigo físico y táctico, motivo por el que nadie estaba para florituras. Nadie salvo los dos delanteros, eso sí, que se fueron para casa habiendo mojado. Una buena noticia si se mantiene, ya que mientras que en el argelino están depositadas todas las esperanzas, en el brasileño los hay que no las han perdido pese a lo complicado que pinta su futuro.

A pesar de la intrascendencia del partido, demasiado temprano para sacar conclusiones, que Ghilas mojara en su primera presencia tuvo su aquel. Y es que lo más parecido a un examen fue lo que tuvo cuando pasada la media encaró a Castanyer. Un mano a mano tras un fallo defensivo con el que se hizo el silencio en el Luis Suñer a la espera de cómo lo resolvía. En cuestión de segundos, dilema servido: marcar era un espaldarazo a nivel anímico; fallarlo, un runrún asegurado. Por fortuna fue lo primero. El ex de Oporto y Códoba se escoró para zafarse del portero y chutó cruzado, con suspense, directo a gol. No fue una obra de arte, pero al menos la losa del primero ya no le pesa. Ghilas, que estuvo activo en su debut, anotó en su primera ocasión y también la única aproximación del Levante al área rival desde el arranque, aunque a raíz de ese tanto el equipo se soltó y hasta el descanso merodeó con peligro. Pese a haber sido el último en incorporarse al grupo, Alcaraz no se esperó para ponerlo a jugar y favorecer su aclimatación.

De momento hay delantero, pese a que aún puede llegar otro y que Rafael, que en una jugada menos limpia maniobró en el área en la segunda mitad para hacer el suyo, está pidiendo la vez. Sin embargo, lo que se sigue esperando son centrales. Y eso que tal y como se viene ensayando, el sistema en el arranque fue el 5-3-2, curiosamente en el que se apoyó para asegurar la permanencia. David Navarro ejerciendo de eje, escoltado por los jugadores del filial Cote y Bardanca, quienes apenas tuvieron faena más allá de algunas aproximaciones aisladas de los locales que terminaron en las manoplas de Javi Jiménez, titular esta vez por delante de Rubén y de un Jesús con un par de entrenamientos tan solo debido a la conjuntivitis que lo había tenido apartado hasta el pasado jueves. En la segunda mitad fue el turno para los cambios y el clásico 4-4-2, esta vez con Simao Mate haciendo de pareja en el eje con el capitán Juanfran.

Otro de los que tiene buena pinta fue Verza, flanqueado por Morales y Rubén. El de Beniel está llamado a llevar la manija y de sus botas se intuye un fútbol más pausado que puede venirle bien al equipo cuando lleguen los partidos de verdad. Eso sí, aún queda tiempo y faltan muchas pruebas por hacer.

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