Cuando se hacía pasar por un simple guiri de visita por el Ciutat, Robert Sarver ya tenía perfectamente trazado su plan de negocio para el Levante. Era finales de mayo, acababa de terminar la Liga BBVA y el empleado que le enseñaba las instalaciones no imaginaba sus intenciones, al contrario que Quico. Solo el presidente y otra persona en el club sabían, ya entonces, qué quería el dueño de los Phoenix Suns y el Western Alliance Bank: adquirir la mayoría accionarial, en propiedad de la Fundación Cent Anys.

Ha sido posteriormente cuando Sarver ha trasladado cómo, en qué condiciones, se plantea la compra. Esta primera propuesta es la que se debatió el lunes entre los miembros del Consejo y de la Comisión Ejecutiva del Patronato, y que, pese a algunas voces completamente contrarias, pasó esa primera criba. El desembolso total a realizar por el inversor estadounidense es de 56 millones de euros, aunque casi más importante es el desglose.

Del montante total que inicialmente pretende destinar al Levante, que podría verse obligado a aumentar en caso de llegarse finalmente a una negociación, algo más de cuatro millones serían para adquirir el paquete accionarial en si. El resto iría a parar mayoritariamente a dos partidas: 25 millones en inversión deportiva (jugadores y fichajes) a corto y medio plazo, y 17,5 para liquidar la deuda hipotecaria contraida con La Caixa y Cajamar. Como el propio Levante anunciase en septiembre, esta se encuentra refinanciada hasta 2034; se originó en 2009, con el Ciutat como principal garantía del cumplimiento del pago del crédito privilegiado del concurso de acreedores.

Sarver pagaría las cargas que pesan sobre la ciudad deportiva y el estadio, en cuya reforma y modernización también tiene previsto invertir, pero no se haría con su propiedad. Se mantendrían todavía en poder de la Fundación, que además de poder cancelar el crédito por la compra de las acciones, explotaría el alquilar de ambas instalaciones para sufragar los gastos de la escuela: el Levante le pagaría una pequeña cantidad por uso y disfrute.

Quico recibió una primera propuesta de compra de capital norteamericano hace tres semanas. Lo hizo a través de un bufete valenciano y tenía vinculaciones con Sarver y su socio y vicepresidente de Phoenix Suns, Andy Kohlberg. Sin embargo, no sería hasta el fallido intento de aquel grupo de inversión cuando ambos se lanzaron a por la mayoría accionarial del club.

El presidente, que en la reunión de urgencia no emitió su opinión respecto a la oferta, de igual forma que se abstendrá en la votación del patronato, abortó aquella primera negociación al no encontrar las garantías suficientes. El citado grupo inversor apostaba por apropiarse de la vertiente deportiva y también de los principales activos del club, tanto el Ciutat como Buñol.

Fue KPMG, asesorada por la LFP, la que se puso en contacto con Quico para hacerle llegar a finales de mayo las intenciones de Sarver. Este le había encargado previamente a la consultora la adquisición de un club de la Liga BBVA, al considerar esta como la futura Premier en cuanto a volumen de negocio. El dueño de la franquicia de la NBA entabló contactos con el Getafe (conocieron a Quico Catalán el 24 de abril, cuando los de Alcaraz visitaron el Coliseum), y recibieron información de Sporting, Valladolid, Málaga y Espanyol. A pesar de no estar en venta, Tebas les trasladó la posibilidad de comprar el Levante y en esas están ahora.

La decisión final podría pasar por la junta general

La última palabra del proceso de venta podrían tenerla los accionistas minotarios. En la reunión del lunes, tanto consejeros como miembros de la Comisión Ejecutiva del Patronato valoraron ya la posibilidad de dar voz y voto al levantinismo de a pie en una decisión tan importante para el futuro del club, a pesar de que la Fundación no está obligada a hacerlo. La entidad que preside José Manuel Fuertes Vidal, con sus 33 patronos, es la que legalmente está legimitada para realizar el trasvase accionarial.

De acuerdo con los planteamientos adoptados en la primera puesta en común, la intención de los dirigentes granotas es no tomar una decisión definitiva (ya sea en favor o en contra) en la reunión que el patronato tiene fijada para el próximo martes a las 17:30. Salvo negativa mayoritaria, al tratarse de una oferta de club califica como «interesante», se formaría una comisión negociadora para recabar más información sobre la misma.

Entre las obligaciones con las que Sarver y Kolhberg podrían toparse, en caso de abordar definitivamente la compra, estaría una opción de recompra de la mayoría accionarial. Esa alternativa fue objeto de debate el pasado lunes. Se habló incluso de que llegado el caso derivaría en la democratización del club, aunque sin entrar en detalle.