Mediodía. La actividad es frenética en el despacho de Quico Catalán. El presidente va a toda mecha. Está pendiente de la luz verde a un fichaje para el primer equipo, pero al mismo tiempo por la rendija de la puerta asoma el director deportivo de la cantera, David Salavert, para echarle la firma de rigor al contrato de un alevín. De reojo Quico mira todo el rato la pantalla del ordenador, donde tiene abierto su correo corporativo del club. En la mesa principal reina un orden un tanto caótico: en la esquina derecha hay un libro que por la portada parece de autoayuda; en la izquierda, el dossier que KPMG le presentó en la reunión del pasado jueves a la Comisión negociadora.

—¿Se vende el Levante? ¿Está en venta?

—Se vende, no lo sé. ¿Está en venta? Para mí no está en venta.

—Entonces ¿cómo se explica que haya un proceso de venta?

—No hay un proceso de venta.

—¿Qué hay?

—Se está estudiando el interés de un señor por adquirir el paquete mayoritario de acciones de la Fundación. Pero eso no significa ni que esté en venta ni que haya un proceso de venta. Es un estudio, un análisis de la propuesta de un señor que está interesado en este proyecto y ya está. Si al final se estudia, se ve viable y se ve que puede ser bueno, pues se podrá tomar una decisión en un sentido u otro. Y se podrá tomar lógicamente la decisión de vender, pero eso no significa que hoy el Levante esté en venta.

—¿Qué diferencia hay entre esta situación y las que se hayan podido dar antes? Es decir, ¿por qué ahora el club sí que se sienta con un señor que está interesado en las acciones?

—Porque ha sido el único señor o la única propuesta que ha pasado los filtros pertinentes: la garantía de solvencia con un proyecto serio. El presidente de la Fundación entiende que tiene que ser tratado por la Comisión Ejecutiva y por el Consejo de administración. Pasa el siguiente filtro y llega al Patronato, que decide avanzar y estudiar las intenciones reales de la propuesta, cuál es el proyecto real para el Levante y cuáles son las garantías de que eso se pueda realizar. Cuando todo eso esté volverá al Patronato y el Patronato decidirá.

—Públicamente no se ha mojado, aunque el hecho de poner encima de la mesa esa propuesta ya es indicativo de que le parece interesante.

—Bueno, yo me he mojado en el Patronato. Por responsabilidad, porque me llegó a mí… Si le hubiera llegado a otro miembro del Patronato o del Consejo yo creo que habría hecho lo mismo que yo, pero no significa que me haya mojado sino que he dado traslado del interés de un señor que a mí me da garantías. Luego otra cosa es si es lo mejor para el Levante o no, que eso yo no lo voy a decidir.

—¿Cuáles son sus sensaciones tanto respecto a este inversor como al ambiente que se ha generado a su alrededor en el levantinismo entre los partidarios de vender y los de quedarse como estamos?

—Bueno, creo que las sensaciones son lógicas desde el momento en el que creo que es la primera vez que yo recuerde al menos que alguien traslada una propuesta de este estilo. Eso es lógico que genere procesos de reflexión, incertidumbre, sorpresa. Y lo dije: por unos momentos tenemos que parar y reflexionar qué supone esto. Es algo muy importante para el Levante porque significa que algo bien se está haciendo para que alguien de fuera esté interesado en el Levante de la forma en que está interesado Hay gente que puede venir y estar interesada en un club de fútbol con un planteamiento diferente al que este señor por lo menos está transmitiendo. Por responsabilidad los patronos de la Fundación tenían que tomar la decisión que han tomado. Y luego estamos en un proceso de estudio, de análisis, y a partir de ahí cuando llegue el momento en que tengamos que volver a ese Patronato cada uno será responsable de su decisión.

—Usted que ha sido el primero en hablar con él, ¿Robert Sarver qué sensaciones le da?

—Las sensaciones es que es un señor que está muy ilusionado con estar vinculado al fútbol profesional español. Un señor que está muy ilusionado en desarrollar un proyecto de la ‘industria fútbol’. O sea, por y para el fútbol. No quiere otra cosa del Levante, ni operaciones inmobiliarias ni otras cosas. Y a partir de ahí que lo plasme, que lo demuestre y las personas que tenemos que tomar la decisión la tomaremos. Pero bueno, a mi entender es una persona con solvencia, con garantías y con seriedad. Una persona que ha ido de frente y que está interesada. Poco más.

—En la primera entrevista que dio tras conocerse esa situación avisó de que cualquier persona que viniese a invertir en el Levante y no tuviese un conocimiento del levantinismo estaba condenado al fracaso. Imagino que eso lo sigue manteniendo después de estas semanas.

—Lo he dicho siempre y he hecho reflexiones sobre otros inversores en otros clubes. Yo pienso que cualquier inversor que entre en un club de fútbol, sea español, griego o inglés, debe tener claro que el fútbol no es sólo un negocio, una sociedad anónima o una industria. El fútbol es tan grande porque representa el sentimiento de muchas personas y cuando un señor quiere comprar una empresa de fútbol o una sociedad anónima deportiva debe impregnarse sí o sí de aquello que respira ese club. Y la mejor manera es estar rodeado de gente que desde el primer momento le va a transmitir lo que supone en este caso el Levante, la ciudad de Valencia, los 105 años de historia de este club… Porque si no lo hace así se va a equivocar. La gente puede estar contenta con la figura de un inversor pero lo que la gente quiere es que ese inversor no que se convierta del Levante de un día para otro pero sí que sea sensible a todo aquello que respira el Levante.

—¿Qué garantías debe tener este proceso para el Levante?

—Todas.

—¿Y cuáles son para usted las prioritarias, las imprescindibles?

—Lo he definido hace muchísimos años cuando entré: el Levante no puede cerrarse nunca a un proyecto de verdad que sea serio, solvente, de garantías, que haya un proyecto deportivo, social, institucional y económico. A grandes rasgos, es eso. Luego lo tienes que intentar amarrar jurídicamente. El Levante hoy si atiende una oferta tiene que priorizar por encima de cualquier otra cosa el proyecto.

—¿Qué le dice su familia, su gente, sus amigos?

—Que es una situación complicada. La gente en definitiva valora mucho que haya ocurrido esto porque pone en valor el trabajo de unos años de mucho sacrificio y lógicamente lo que esperan es que la decisión que se tome sea la mejor para el Levante. Nadie puede dudar de eso en la figura de Quico Catalán.

—¿Qué cree que pensaría su abuelo en esta situación?

—Pues no lo sé.

—Pero lo ha pensado por la cara que ha puesto (sonríe).

—Claro que lo he pensado. No lo sé porque me está sorprendiendo la gente. La gente opina en un sentido u otro. Unos te paran y te dicen que ‘ni se te ocurra vender’; otros te dicen ‘que no se nos escape’. Pero por su perfil, por lo que suponen, por su edad, sí que te sorprende que haya personas que estén en pro de un posible cambio. Y no es un perfil de gente joven, que es más lógico que puedan entender la dimensión tan enorme que tiene el mundo, que al segundo lo que está ocurriendo aquí se están enterando en Estados Unidos y en China, sino la gente más mayor. A mí me han sorprendido ciertas reflexiones que me han hecho. Por eso no sé lo que me diría mi abuelo. Lo que está claro es que él me diría una cosa y es: ‘Quico, sólo piensa en el Levante’. Y Quico sólo va a pensar en el Levante. Si Quico Catalán piensa que lo mejor para el Levante es apostar por esa oferta que se está trabajando y que tienen que acabar de definir, argumentar y explicar, Quico apoyará eso, como no puede ser de otra forma. Si entiendo que no es lo mejor porque lo mejor está por venir pero no con un cambio ahora, Quico Catalán lógicamente apoyará lo otro, apoyará el no.

—Aunque no se pronuncie, ¿usted en su interior tiene claro hacia dónde se decantaría?

—Yo sí, si se dan unas circunstancias, sí.

—Si se dan unas circunstancias…

—Tengo claro cuál debe ser mi opinión en un sentido o en otro. Pero hoy aún no…

—Lo acaba de dejar claro, si se dan unas circunstancias será partidario de la venta…

—No, no, no. He dicho que si se dan unas circunstancias sí que tengo claro cuál será mi decisión, no que sí a la venta.

—Lo deja hay un poco… ¿Se refiere a que si se dan unas circunstancias el club también estará en condiciones de seguir caminando solo?

—No, a eso no por una sencilla razón. Tenemos que tener clara una cosa que es muy importante: el Levante no necesita cambiar, no necesita atender la propuesta de un señor, no lo necesita. Otra cosa es que el Levante entienda que es una oportunidad muy buena para proyectar el Levante de otra forma, pero el Levante tiene futuro sin la entrada de un inversor. Eso hay que dejarlo claro porque la gente ha habido momentos en las últimas semanas que pensaba que o se cambiaba o no sabíamos qué iba a pasar.

—Me refería a circunstancias como la de hace un año tan tensa como Hacienda, la temporada pasada al borde del precipicio, la deuda que aunque está refinanciada sigue siendo importante, porque 30 millones es bastante dinero. Este tipo de circunstancias en teoría con la entrada de un inversor como este deberían desaparecer si todo sale bien.

—Evidentemente, si al final se plantea una oferta al Patronato de este señor y el Patronato la aprueba, lógicamente el escenario en el que se encuentra el Levante va a ser idílico en comparación con el 2009. Por supuesto que sí, y por supuesto que no podíamos imaginar que después de cinco, seis o siete años nos encontrásemos con este escenario. Si no es así, la Comisión no presentará una propuesta al Patronato. ¿Me entiende? Luego otra cosa es que se apruebe, pero si se presenta es porque se considera que le da el suficiente salto de calidad al Levante y le desbloquea lo suficiente para que nazca un nuevo proyecto.

—Habla todo el rato del Patronato y las comisiones, ¿son totalmente independientes? Hay mucha gente que puede decir que aun así el proceso lo controla usted.

—La gente puede decir lo que quiera. A estas alturas de la vida, después de seis años en este club, si Quico Catalán ha demostrado algo es que es totalmente independiente, que es una persona que no ha condicionado a nadie nunca. La grandeza entre otras cosas es que el voto del último Patronato fue secreto y si al final se llega a una venta el voto será también secreto. La gente que diga lo que quiera. Si Quico Catalán ha hecho algo en estos seis años ha sido trabajar mañana y noche por el Levante, dejarse la vida por el Levante y yo soy de esos que hoy me siento tremendamente orgulloso del Levante con el que nos encontramos. ¿Que podía ser mejor? Sí, por supuesto. Pero que podía ser peor, también. A partir de ahí creo que me he ganado la credibilidad de la gente, del levantinismo, para que crean que soy una persona independiente, que tengo mi criterio y que soy el presidente pero no soy el dueño de nada ni manejo a las personas. La grandeza de Quico Catalán es que está rodeado de grandes personas que son independientes porque si no fuera así no estaríamos donde estábamos.

—Habla del voto secreto y de la confidencialidad, pero una de las quejas de la afición, de los periodistas, mía, es que falta transparencia a la hora de conocer cuáles son los detalles de la operación. De buenas a primeras nos desayunamos con la noticia de un inversor americano dispuesto a comprar el club y al final eso llevarlo a un papel… ¿qué significa?

—Significa que hay un señor que ha presentado una oferta, pero una cosa es transparencia…

—Sabemos que está dispuesto a invertir 56 millones pero no sabemos cómo, ni cuál es su proyecto, ni con quién va a llegar aquí, ni cuánto se invertirá en fichajes…

—Eso hoy no se sabe. La propuesta definitiva, cuando se sepa, antes de tomar cualquier decisión, la gente va a saber las cosas. Este es un proceso transparente desde el primer día. Se sabe más que sobre el proceso de venta de cualquier otra empresa. No hemos ocultado ningún dato. Lo que pasa es que no se puede telegrafiar, radiar o contar lo que ocurre todos los días porque no tiene ningún sentido. Yo creo que los 33 patronos han tenido la misma información que he tenido yo, el presidente de la Fundación y el secretario. Y han tenido la oportunidad de votar en secreto lo que han creído conveniente. Y se ha dicho ya: el Patronato quiere trasladarlo al levantinismo antes de tomar una decisión con total transparencia, aunque aún no se sabe cómo.

—En la calle lo que más incentiva es cuánto va a aumentar la inversión deportiva, ¿hay respuesta para eso?

—Ya, pero es que eso a mí no es lo que me preocupa; me preocupan otras muchísimas cosas antes que eso. Me preocupa si algún día el Levante se vende saber detrás de esa venta quién está, quiénes son las personas, qué solvencia tienen, qué garantías me van a dar a los 105 años de historia del club. Luego si al final invierten más o menos en jugadores, por supuesto que sí, eso será una exigencia.

—¿Pero palpa que esa es la principal inquietud?

—Yo respeto muchísimo eso, será una que exigiremos, pero hay otras por delante más importantes. Lo último para las personas que estamos en conversaciones con ellos es cuánto van a invertir en jugadores. Para mí lo importante si el Levante va a cambiar de manos es que las manos sean las mejores, tener yo la certeza y que el levantinismo tenga esa tranquilidad. Que esa persona desarrolle un proyecto de acuerdo a nuestra historia y tradición, que sea un proyecto de garantías, que no genere una capacidad de endeudamiento que a mí el día de mañana me pueda perjudicar como accionista o aficionado, que desarrolle unos proyectos que son necesarios y demuestran que se apuesta realmente por el Levante. Me preocupa eso más que si va a invertir seis o siete. Porque si hace todo eso antes a lo mejor no tiene que invertir nada en los jugadores. A lo mejor el modelo en el que se convierte el Levante es autosuficiente.

—Ahora también lo es.

—Sí, pero de otra forma. No es que si hay cambio es autosuficiente y si no, no. La autosuficiencia se mantiene, otra cosa es que tu puedas aumentar unos peldaños en esa escalera.

—Una cuestión de expectativas.

—Efectivamente.

—¿Va a seguir siendo el presidente cien por cien?

—De momento sí. Hoy sí.

—¿Y mañana si se vende?

—No lo sé, no es una cosa que sea prioritaria, que a mí realmente me preocupe. Creo que lo importante es qué va a pasar con el Levante de mañana. A mi entender la figura de Quico Catalán no tiene porqué ser relevante.

—¿Qué le pide el cuerpo?

—No lo sé, sinceramente. Soy tan independiente, quiero tanto a este club, que mi posición si al final existiera esa propuesta en el Patronato va a ser pensando sólo en el Levante UD. Gracias a Dios me he ganado esa posibilidad. Si Quico Catalán sale dentro de equis meses de este club, que puede ser, me iré con la satisfacción del deber cumplido y de que han sido seis años apasionantes y maravillosos. Y si me quedo, me iré con la satisfacción de haber trabajado seis años en pro de un proyecto que quieren que siga en las mismas manos que estaba. Y si me quedo con otro propietario, con la satisfacción de que se cree en mi responsabilidad, mi trabajo y la solvencia del grupo de personas que estamos aquí trabajando.

—Creo que no, pero esto se explica por un supuesto desgaste suyo.

—¿El qué?

—Este proceso.

—¿La existencia de esta oferta?

—Sí.

—No, para nada.

—¿Por qué se ríe?

—No, por nada, porque le abriría un armario y le enseñaría muchas cosas.

—Ábramelo.

—No, no puedo, no debo. Hay cosas que este Consejo de administración, este presidente y este Levante tienen preparadas. Hay documentación, proyectos desarrollados e ilusiones renovadas y compromisos de construir el mejor Levante cada semana., ¿Cómo va a estar desgastado Quico Catalán si lleva seis años y va a cumplir 40 en diciembre?

—¿Dónde se ve en el futuro?

—No lo sé. Tengo claro que esto no es perpetuo, ni eterno, ni vitalicio. Tiene fechas de caducidad pero a plazo corto me veo fuerte. Otra cosa es que cuando te presentas hace unos meses a una reelección no piensas que puede darse una circunstancia así. Lo que ha venido es una sorpresa total para mí.

—En mitad de este proceso en el Valencia se ha producido la primera gran crisis institucional desde que cambió precisamente de propietario. ¿Cómo se ha vivido eso aquí? Imagino que no le gustaría que se diese aquí esa situación.

—Desde el desconocimiento más absoluto. Lógicamente no deseas esa situación para nadie y menos para personas que tienes relación con ellas y estás conviviendo. Eso no lo desean ni los propios protagonistas. Pero con el respeto más absoluto, no tengo información suficiente para saber qué ha pasado y porqué.

—¿Puede ser una situación que se diese aquí en un año o precisamente este proceso de negociación es para evitarlo?

—No lo sé. No es una cosa que nos tenga que preocupar en ese sentido. Y no debemos de buscar paralelismos. Al final en esta historia lo que debemos intentar es manejar la máxima información posible pero luego abstraernos de cosas que nos puedan influenciar en sentido negativo o positivo para tomar esta decisión.

—Se supone que los nuevos ingresos de televisión son un incentivo para alguien que venga de fuera.

—Estamos en un momento de inminente cambio y es un cambio muy positivo que va a repercutir de forma muy positiva en el sector del fútbol español pero no a presente sino a corto, medio y largo plazo. Nos metemos en una dinámica de una revalorización a nivel nacional e internacional de un producto que a mi entender es top o el número uno del mundo pero tenemos que trabajarlo para quitar a nuestros competidores del medio. Y estamos en el camino correcto.

—¿Pero en dinero cuánto es para el Levante?

—Puede ser mucho.

—¿Más de 30 millones?

—Sí, como poder sí.

—¿Con ese dinero cuál es el salto que el Levante está en estos momentos en condiciones de dar?

—Cuando lo tengamos lo valoraremos. Creo que hay que esperar a las decisiones y a cosas que van a ocurrir y a ver en cuánto se va a producir esa plusvalía de los derechos. Si esa plusvalía se da en el escenario que se piensa estamos hablando de un importante incremento. El Levante tendrá que sentarse y reflexionar sobre el nuevo escenario, aunque no le coge por sorpresa.

—¿Hasta dónde se puede estirar la inversión de plantilla con los nuevos ingresos de televisión?

—No se sabe, no puedes dar datos o estar desvelando datos que no nos interesa que se sepan.

—¿Qué piensa Tebas de que el Levante pueda cambiar de manos?

—Poca cosa, hemos hablado por encima. Sí que me han dicho que este señor ha estado en la Liga porque antes de reunirse con el Levante se ha reunido con otros clubes del fútbol español. Más que Javier Tebas otros ejecutivos de la Liga sí me han trasladado su interés en conocer cuál es el proyecto real en los próximos años, el proceso de internacionalización y cuál va a ser el producto que se va a desarrollar para poner en valor el tema de los derechos.

—¿Cómo siguen los fichajes?

—Empezaremos la temporada con una plantilla más competitiva que el año anterior.

—Si el Levante se ha planteado una operación de 4-5 millones por un central como Sidnei es porque algo ha cambiado. Usted se cerró en banda a hacer una parecida con Diego Costa, aunque era prácticamente el doble.

—No es que me cerrara en banda. El Levante UD hace cuatro años no podía pagar 8 millones por Diego Costa y esperar a ver si luego se le vende. Ocho millones en aquel momento era el 70 por ciento de la plantilla. Luego se vendió por 30 o 40 pero no es lo mismo la revalorización en el Atlético que en el Levante y jugando competición europea. Eso no es cerrarse a fichar a Diego Costa. No me cerré en banda por una sencilla razón: porque hablé con Jorge Mendes para hacer esa operación, pero no yo, otros clubes muy cercanos a aquí tengo entendido que también la hablaron.

—Lo de Sidnei, ¿se podría hacer, aunque al fina no venga?

—No va a venir, pero creo que el Levante actual conforme van pasando los años está en un proceso de transformación y ahora vas a poder hacer cosas que antes no podías. Antes comentaba que la deuda es importante, pero es verdad que está ordenada y que dentro del fútbol es asimilable. Todo eso nos lleva a que cada año evolucionamos. Por eso tiene tanto mérito entender lo que ha pasado.

—Al final es verdad que hay cosas que se mantienen, no pagar rescisiones por casi ningún jugador, ponerse un tope en las negociaciones…

—Aunque tengas dinero no tienes porqué despilfarrarlo. Los más ricos son los más austeros en ciertas cosas. Si Feddal no está en el Levante no es por un tema económico, ni Sidnei ni Velázquez. Posiblemente para alguno de esos jugadores la oferta del Levante podría ser más alta que en los clubes en los que van a jugar. Tenemos que seguir siendo coherentes con nuestra política y con valorar el dinero que podemos gastar. Invertir, claro que sí. Pero despilfarrar, ni uno.

—¿Qué le parecen las nuevas camisetas?

—Sinceramente me gustan mucho, son bonitas. Otra cosa es que gusten más o menos a la gente. Es un modelo interesante, diferente. Las ventas van bien. Mucho mejor de lo que la gente pueda imaginar.

—¿Y los abonos?

—La gente somos un poco desastre, digo somos porque aún no me he renovado el abono y el lunes (por hoy) acaba el plazo. Los abonos van muy bien, me sorprende gratamente la cantidad de nuevas altas: estamos en un 20 por ciento, un dato muy significativo. Me sorprende gratamente la participación en la apuesta que hizo el Levante hace tres años por los niños. Vamos a dar un saltito y cuando ya estás en números como los del año pasado, percibir que hay nuevas altas es significativo.

—¿Cuándo sabremos si se vende o no?

—Cuando se defina todo, cuando se presenten las garantías plenas a una oferta. Cuando entendamos que esa oferta tiene esas garantías, se trasladará al Patronato.

—¿Julio, agosto, septiembre?

—No lo sé, pero soy de los que opinan que no se debe demorar mucho el proceso en un sentido o en otro. Sería sano para todos.