Pese al intento de Deyverson por subirle la moral dándole el mérito de su gol al Villarreal, Nabil Ghilas ha llegado al parón en horas bajas: sin goles, fuera del once dos jornadas consecutivas y con su compromiso en entredicho. Lucas Alcaraz quiere que dé un paso al frente y que se convierta en ese jugador reclutado el pasado verano con el objetivo de que la espina clavada de su etapa fallida en Córdoba.

Siete jornadas después, Ghilas se ha visto desbancado de la titularidad y en una situación peliaguda de buenas a primeras. Para más inri, sin ningún gol todavía en Liga, pese a que en verano se apuntó tres. Terminó siendo protagonista contra el Villarreal con el centro del gol de la victoria, pero llegaba con la marca de haber sido uno de los jugadores a los que el técnico dejó al margen en el último entrenamiento a la hora de trabajar la táctica. Fue una decisión que por su trascendencia continúa trayendo cola en el vestuario, sobre todo entre los jugadores afectados. Cuatro de ellos transferibles en el mercado estival (Pedro, Nikos, Xumetra y en menos medida Navarro) y dos sobre el papel incuestionables (Casadesús y el propio Ghilas, que prácticamente venía de jugarlo todo).

Titular en las cinco primeras jornadas, con tres partidos completos y un único relevo en el minuto 86 ante el Sevilla, Ghilas se quedó fuera del once en Getafe, donde entró al campo a última hora para participar en el naufragio de la recta final a raíz del 1-0. Su ausencia pasó desapercibida por las rotaciones, pero cobró relevancia tanto por el episodio de la víspera como por quedarse en el banquillo en el cara o cruz contra el líder.

Ghilas no marca en competición oficial desde el pasado 21 de febrero, curiosamente ante el Valencia. Fue el último de sus goles con el Córdoba, donde su registro se quedó finalmente en siete tras un final de temporada convulso por el descenso anticipado. En Orriols, tras seis remates con los pies y uno con la cabeza, el gol se le resiste.

Cedido por el Oporto con el visto bueno de Alcaraz y una opción de compra no obligatoria, se trata de un futbolista con características muy específicas para el juego de espaldas y las arrancadas al contragolpe gracias sobre todo a su potencia física. Sin embargo, está casando mal con la carestía de jugadas de peligro y el trabajo sucio que al que el míster también obliga a los puntas, sin duda dos cuestiones que se presumen cruciales en su pérdida de protagonismo en los dos últimos partidos.