Si no llega a ser por el poder de convicción de Raúl Agné, entonces técnico del Girona, Rubi estaría ahora seguramente vendiendo paquetes de viajes en Transrutas, la agencia de viajes familiar, en lugar de liderar el suyo propio como técnico del Levante, en sustitución de Alcaraz. Padre de tres hijos „dos niñas y un niño„ y licenciado en Empresariales, en 2011 atravesó por una crisis existencia que le llevó a plantearse dejar los banquillos y seguir los consejos de su padre, que le quería en la empresa. El motivo: había sufrido en primera persona en la 09/10 los últimos días del Benidorm CF, desaparecido por deudas a pesar de que él estuvo a punto de hacerlo ascender a Segunda, y después había encadenado un año sin ofertas.

«Lo fui a buscar porque estaba convencido de sus posibilidades. Es muy valiente y decidido. Con los años se ha ido convirtiendo en un técnico más equilibrado, sin renunciar nunca al ataque», comentaba el propio Agné, cuya destitución curiosamente relanzaría la carrera del entrenador de Vilassar de Mar. El relevo en el banquillo gerundense le llevó a acabar aquella campaña (la 11/12) formando tándem con el que era previamente el director deportivo, Javi Salamero, y le hizo ganarse el puesto en Liga Adelante en solitario la siguiente.