Nada más adentrarse en el ´panorama LFP´ el recien fichado entrenador del Levante, Rubi, se destapó como un entrenador alegre, ofensivo, que aboga por el fútbol combinativo, aunque sin descuidar la parcela defensiva. Su Girona, que acabó cuarto con uno de los presupuestos más bajos de la Liga Adelante y que se quedó a las puertas del ascenso en la final de la promoción ante el Almería de Verza y Trujillo, jugaba con un 4-2-3-1 (o 4-4-2, en este caso con los extremos con capacidad para enlazar por dentro, e incluso un 4-3-3 o un 4-1-4-1, sobre todo en el Valladolid), en el que la salida de balón correspondía a los centrocampistas y los laterales, pero sin subir de manera suicida.

Es un preparador analítico, que estudia a sus rivales hasta el extremo e introduce matices en cada encuentro para ser capaz de hacerles daño. «Es un currante. Recuerdo que él y sus hombres del cuerpo técnico se pasaban los viajes de vuelta viendo el partido que terminábamos de jugar o ya estaban analizando al siguiente rival. Rubi no desaprovecha el tiempo, siempre estaba trabajando», recuerda Jandro, su mediapunta titular en el Girona, ahora en Huracán. Esa figura de enganche ha sido clave en su periplo en Girona y Valladolid, era sus jugadores de mayor influencia. Óscar González era el ´10´ en Pucela y anotó 16 tantos. Algo tuvo que ver que en su época de jugador, desarrollada en Segunda División B, desempeñaba ese rol.

Los equipos de Rubi brillan por su personalidad definida, pero no se obsesiona con sus ideas sino que se ajusta a lo que tiene. Llama la atención su capacidad para hacer partícipe a todo el mundo, no hace una distinción entre teóricos titulares y suplentes ni tampoco se casa con las ´vacas sagradas´. Es un técnico que busca el equilibrio entre ser exigente y comprensivo con los jugadores, pero evidentemente sin bajar un ápice el rendimiento. Con el catalán, el esfuerzo no se negocia. Si alguien baja el pistón entrará un canterano. «Sabe leer el fútbol y, sobre todo, transmitirlo a los jugadores. Es un tío dialogante, que habla muy bien, que sobre todo vive su profesión al máximo. En el Girona practicábamos un fútbol alegre, pero sin descuidar la defensa. Mira hacia adelante, pero también trabaja la retaguardia. Seguro que en el Levante, antes de impulsar su estilo, intentará adaptarse a los jugadores. Tiene una sensibilidad especial para tratar a los futbolistas y hacerles partícipes con más o menos minutos», explica Jandro. «Es un entrenador muy completo, de los mejores o incluso el mejor que he tenido», añade el asturiano. «Tenía a todos enchufados -como ya ha anunciado a la plantilla granota en el primer entrenamiento- de ahí que el equipo rendía, aunque de una semana a otro hiciera varios cambios. Rubi lidera a un cuerpo técnico tremendamente trabajador. Los cuatro cuidan todos los detalles», asegura Timor, natural de Carcaixent, cerebro en el Valladolid 2014/15.

Con Rubi se acabará la defensa de cinco. Tanto en Girona (Luso y Tébar) como en Valladolid (André Leao, Álvaro Rubio, Timor o Sastre) apostaba por un doble pivote de largo recorrido, con capacidad para la circulación de balón, en constante movimiento. Por detrás, laterales con proyección. En el Valladolid, Chica tenía libertad absoluta. En la punta del ataque, Rubi ha contado con jugadores de perfiles variados: Hombres de área, más creativos, con capacidad de anticipación, juego de espaldas e inclusos falsos ´9´.

Su Girona y su Valladolid fueron equipos con carácter protagonista, pero eso no era garantía automática de victoria, ya que ambos se quedaron a las puertas de la gloria. Con el de Vilassar de Mar, el Levante recupera a ese perfil de técnico novato en la máxima categoría al estilo Luis García o Juan Ignacio, pero con hambre. «¿Quién es este entrenador?», le dijo Quico Catalán a Manolo Salvador después de que el Benidorm de Rubi bailara al Levante en la pretemporada de 2009. Este miércoles lo tuvo a su derecha en la presentación.