Si el fichaje de Rubi ha sido tan a contrarreloj es porque el sábado hay Derbi y el objetivo era que el nuevo técnico se pusiese este miércoles a los mandos de la plantilla. Tras resultar imposible que lo hiciera por la mañana en una primera sesión que volvió a dirigir Miguel Ángel Villafaina, la primera toma de contacto fue ya por la tarde en una segunda que se fijó a propósito. Escoltado en Buñol por Quico Catalán y sus principales mosqueteros, Rubi conoció a la plantilla y reiteró un mensaje del que ya había hablado en su presentación: «Lo que haya que buscar (fichajes) no es lo que ahora me preocupa. Voy a trabajar con los 23 jugadores que hay en plantilla para sacarles el máximo y el tiempo dirá».

La optimización de la plantilla es una de las principales virtudes que adornan su curriculum y uno de los requisitos que ya salieron en la primera conversación que el lunes tuvieron director deportivo y presidente con él. No en vano, la última etapa de Lucas Alcaraz estuvo marcada por la gruesa raya que el granadino marcó no ya entre titulares y suplentes, sino entre los jugadores que estaban con él y los que no. En ese sentido fue paradigmática su decisión en vísperas del Villarreal de apartar del trabajo táctico a los descartes, entre ellos Nabil Ghilas.

Un escenario diferente

La llegada de Rubi abre un nuevo horizonte para los jugadores inéditos con Alcaraz, de Navarro a Xumetra pasando por Rubén o un Pedro López que la pasada semana cumplió un año en el ostracismo. También para otros como Simao Mate, que abandonará definitivamente la defensa. Este jueves el equipo volverá a trabajar en sesión doble con el objetivo de ir asimilando los nuevos conceptos tácticos y sobre el papel estos hombres se moverán en un panorama diferente. Es sintomático igualmente que algunos de ellos el pasado verano declinasen cambiar de aires en previsión de se terminase precipitando un relevo en el banquillo en dos meses.