En el método Rubi hay sitio para todos. Lo dijo públicamente en su presentación antes de ponerse el mono de faena y lo ha demostrado en los dos primeros partidos. En ese proceso de búsqueda de su once perfecto, al técnico catalán no le ha temblado el pulso a la hora de mandar al banquillo a Juanfran ante el Depor, dejar sin vestir en el Derbi a Feddal, que lo había jugado prácticamente todo con Alcaraz, o recuperar para la causa a futbolistas defenestrados por el granadino como David Navarro o Pedro López, con el peaje añadido de su inactividad.

En ese fase de reconstrucción que persigue el de Vilassar de Mar, una de la incógnitas está en la portería. Rubén Martínez, quien junto a Toño ha disputado los 990 minutos de Liga, no atraviesa por su mejor momento y en la recámara aprieta Diego Mariño, preparado para demostrar que el Levante no se ha equivocado en su ´refichaje´, que dio mucho que hablar, justo en el cierre del mercado estival, el mismo día que se fueron al traste negociaciones como las de Grimaldo y Nagatomo, y se aplazó la del ya azulgrana Mauricio Cuero.

Los números dicen que los granotas son el equipo con más goles encajados junto al Espanyol, ambos con 23, aunque los pericos tienen el peaje del 0-6 de la tercera jornada ante el Madrid. El Rubén portero se ha apagado en las últimas jornadas tras un arranque que corroboró los magníficos informes que hicieron que la dirección deportiva no dudara en acometer su incorporación. En el estreno, ante el Celta, no pudo hacer nada en ninguno de los dos tantos al ser remates a bocajarro, pero sí intervino en hasta cuatro ocasiones cruciales para mantener al equipo a solo un gol de diferencia. En Gran Canaria logró mantener la portería a cero sin dificultades y solamente tuvo que taponar los remates de Araujo y una incursión de David Simón. Todavía mejor estuvo en el 1-1 contra el Sevilla con dos paradones (uno a Vitolo y otro a Coke) para evitar la derrota. La caída libre del proyecto con Alcaraz tampoco le ayudó, puesto que solamente pudo echar el cerrojo una vez más, el 1-0 de Deyverson al Villarreal.

Con Rubi, la cuenta de minutos se ha reseteado. Eso es lo que ha hecho ver a sus jugadores desde el primer día. El técnico catalán no es de mostrar el once para así generar competencia en todas las posiciones. Incluso en los ejercicios tácticos participan los tres porteros casi a partes iguales, aunque lo que no parece que vaya a cambiar es la condición de tercero de Jesús Fernández. En el Derbi de Mestalla, Rubén Martínez no blocó el remate de André Gomes que propició el penalti a Feghouli que decantó la balanza en favor del Valencia. Contra el Deportivo se vio a un meta más errático de lo normal. Sacó un tiro de Fede Cartabia envenenado al principio, pero pudo encimar más en el gol de Lucas Pérez, el 200 que ha recibido el Levante en la máxima categoría en 158 partidos. En la segunda parte, Feddal enmendó el fallo de Rubén en un remate del propio Lucas, que ya lo había superado, y al final casi se le escapa el puntito (1-1) por una mala salida y un blocaje fallido.

Para echarle más morbo al debate, el consejero Víctor Martínez señaló el pasado domingo en redes sociales que el Levante tiene que fichar a un guardameta, aunque luego pidió disculpas por la misma vía. Rubi ya conoce a Mariño de su paso por el Valladolid de los días previos a que se acometiera en el verano de 2014 la cesión del también gallego a Orriols. Su primer paso tuvo una combinación de luces y sombras, que hicieron incluso que Manolo Salvador apurara hasta el último día para elegir la mejor competencia para Rubén Martínez; y eso que en la plantilla estaban Javi Jiménez, que se marchó al Elche, y Jesús. El cierre de 2015 cuenta con encuentros cruciales en el camino a la salvación, además de una eliminatoria de Copa para esclarecer la incógnita.