Rubén Martínez fue uno de los protagonistas en Gijón por sus paradas, en especial el penalti que le adivinó a Jony. Se resarcía así de las dudas a su alrededor después de los últimos partidos y que habían motivado el trabajo específico del cuerpo técnico de Rubi para mejorar sus prestaciones. Era, por cierto, el cuarto que le lanzan este curso: Alcácer le marcó, mientras que Messi le metió uno y falló otro.

"Yo no he notado ningún tipo de presión extra, de dudas. Es normal que cuando falle un jugador se le critique, sea yo o cualquier otro, y que cuando esté bien se le aplauda. La afición está para las dos cosas. Pero por uno o dos fallos, tampoco creo que sea para echarse las manos a la cabeza", asegura el gallego, que volvió a ser decisivo ante una pena máxima. Hacía cinco años, en 2010, que no protagonizaba un paradón así. El último databa de un Almería - Málaga en el que su entonces afición celebró por todo lo alto su parada a Kalu Uche.