Con el agua al cuello, el mercado de fichajes que oficialmente se abre este lunes es la última tabla de salvación a la que agarrarse y el Levante está decidido a no desaprovechar la oportunidad. Tal y como Quico Catalán deslizó a principios de Navidad, antes de que la crisis se agudizase con la debacle ante el Málaga y la dolorosa derrota en el Calderón, el club está dispuesto a fichar no a uno ni a dos futbolistas más, sino a los que haga falta. Manolo Salvador y Rubi serán quienes decidan cuántos, pese a que en principio podrían ser tres.

El propio entrenador lo dejó claro el sábado cuando dijo que el plazo de enero es una ocasión que "vamos a contemplar", algo que prácticamente se daba por hecho desde hace semanas, aunque una vez más dijo entrelíneas por dónde deberán ir los tiros. "Sabemos que no es fácil, porque los jugadores que están participando no van a abandonar su equipo para venir al nuestro", señaló el catalán, que al mismo tiempo que no se espera a ningún mirlo blanco tampoco duda en que quien llegue debe hacerlo para empezar a rendir desde el primer día.

El ejemplo es Cuero, que el próximo sábado contra el Rayo Vallecano estará disponible una vez que la Federación ha dejado atrás las vacaciones. Del colombiano, el fichaje más caro de la historia con 3,2 millones, se espera un rendimiento inmediato. Revelación en la Liga argentina, apenas ha tenido unas semanas de vacaciones tras despedirse de Banfield, lleva días entrenándose y está llamado a aportar la profundidad por los costados que el equipo hasta ahora no ha tenido.

El Levante tiene de plazo hasta el 1 de febrero para apuntalar un plantel en el que Rubi ya ha dejado caer que hay futbolistas que deben mejorar su aportación pero al que le falta un plus que, cuanto antes mejor, se va a intentar encontrar en las próximas semanas. Por un lado, la necesidad de un central lleva tiempo sobre la mesa. Pese a que el debut de Trujillo tras su lesión ocular fue esperanzador, el objetivo es reforzar la zaga con vistas tanto a corto como medio plazo a ser posible, en parte también porque Rubi apenas está contando ya con Juanfran.

Aun así, las principales necesidades se concentran en el ataque y la nula pegada de un conjunto que con sólo 12 a favor es el menos goleador de Primera. Tras aparcarse la posible cesión de Thomas, transformado a la postre en verdugo, este es el momento en el que podría coger cuerpo la aspiración con la que aterrizó Rubi de contar con un mediapunta para su sistema. Es, al menos, una de las opciones junto a la de un nueve. Y es que en el Calderón acabó ´oficialmente´ el plazo para decidirse. En tres titularidades consecutivas, Ghilas no ha respondido, ni con Casadesús lesionado tampoco Roger ha metido cabeza.