Es ahora o nunca para Mauricio Cuero. Después de haber purgado durante tres meses su falta de experiencia previa en la Liga y el cansancio acumulado a raíz de su periplo en Banfield, se dan los condicionantes necesarios para su irrupción definitiva. Un paso al frente que ya ha dado en el apartado físico, y que debería refrendar sobre el césped en las últimas ocho jornadas. El Levante, ávido de recursos y puntos en su intento por salvarse, sería el primero en agradecerlo.

El cafetero no ha rehuido la responsabilidad de ser el fichaje más caro de la historia granota (con 3,2 millones de euros) en ningún momento. «Voy a tratar de retribuir todo lo que el club ha hecho pagándole con rendimiento, con mucho compromiso, seriedad y profesionalidad», ha asegurado en más de una oportunidad. Además de las palabras, están los hechos: ha trabajado extra para afinar su puesta a punto y recuperar la chispa hasta conseguirlo, después de un año sin apenas descanso por su experiencia en la liga argentina.

Cuero goza de nuevo de su punta de velocidad y potencia en plenitud, sus dos grandes cualidades. De ellas y su desborde en banda disfrutaron en Banfield, donde era un auténtico ídolo; por ahora, en Orriols apenas ha tenido la oportunidad de ofrecer unas pocas pinceladas, por las exigencias clasificatorias y el peaje que el propio futbolista ha debido pagar en forma de proceso de aclimatación.

Rubi advirtió de la positiva evolución del colombiano a principios de mes, cuando reconoció que ambos han mantenido varias charlas tácticas para pulir detalles del juego de Cuero. El técnico, que prácticamente descartó la opción de emplearlo como ‘falso 9’, le había dado protagonismo de buenas a primeras pero después se vería que la decisión había sido precipitada. Los tres minutos de Riazor, meramente testimoniales, podrían marcar el punto de inflexión en la trayectoria del extremo como granota.

Otro de los fichajes de enero, Joan Verdú, es quien se ha adueñado de la banda derecha en las últimas jornadas. El catalán ha tenido que adaptarse a una posición poco común para él a la espera de la explosión de Mauricio. Este también puede actuar a banda cambiada, por la izquierda, aunque el rendimiento de Morales le ha cerrado esa puerta en los postreros partidos.

Incorporado con la apertura delmercado invernal, Cuero entró directamente en el once en el choque contra el Rayo Vallecano. Repitió una semana más tarde, en Balaídos, y ya no ha vuelto a ser titular desde entonces. De hecho, su bagaje liguero se resume a 192 minutos. Sin incidencia en acciones determinantes, en el partido de su estreno sí que tuvo la oportunidad de marcar en un balón a la espalda de la defensa que no pudo materializar. En la liga argentina había anotado siete goles, determinantes en la clasificación de Banfield para la Copa Sudamericana.

Su mayor demostración de pegada con el Taladro se produjo en el derbi del sur de Buenos Aires, que resolvió con un derechazo a la escuadra de la portería de Lanús. Una acción que ha repetido ya en alguna ocasión en Buñol y el Ciutat; sin ir más lejos, ha aprovechado esta semana de parón liguero, como otros miembros de la plantilla, para acumular disparos a portería y mejorar la puntería.

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