El mediocentro portugués, que perteneció al Levante durante la temporada de Caparrós en el banquillo (13/14), ha dicho adiós al fútbol profesional a través de Facebook. Y lo ha hecho muy a su pesar, aunque, con 35 años, la suya podría parecer una retirada más. No lo es, ya que Sérgio Pinto ha colgado las botas después de un auténtico calvario médico, que tiene como origen un balonazo recibido en octubre de 2014, en un partido de la segunda división alemana entre su último equipo, Fortuna Dusseldorf, y el Ingolstadt.

El impacto del balón, directo, a gran potencia y desde una corta distancia, partió la mandibula del futbolista luso con pasaporte alemán, quien desde entonces ha estado intentando sin éxito volver a jugar. "Por la gravedad de mi lesión, me es imposible continuar", ha reconocido en el mencionado escrito de despedida en redes sociales. El ahora granota Ángel Trujillo también salió malparado este curso en Getafe de un pelotazo; en su caso, en el ojo derecho y que le provocó un desprendimiento de retina.

La complejidad de la fractura impidió reconstruir la zona y fijarla mediante tornillos, por lo que a Sérgio no le quedó más remedio que esperar a que se regenerara por si misma. Seis meses después, en plena recuperación, otro pelotazo en un entrenamiento perjudicó de forma ya definitiva su mandíbula, que ha seguido trabajando "para intentar retirarse sobre el césped" pese al riesgo para su salud que suponía. De hecho, el mediocentro ha reconocido a medios alemanes que su vida ha cambiado completo: "No puedo ni plantearme hacer una comida normal". "No puedo morder cosas duras, como por ejemplo una manzana, y muchas veces tengo que forzar para poder masticar", explica el ya exfutbolista, cuyo contrato expira en junio; ahora espera que "los avances de la medicina" le permitan recuperar "simplemente la normalidad"