Además del proceso de selección del relevo de Rubi, para Tito es igual o más prioritario acabar de elaborar un estudio de campo de la realidad del Levante. Una radiografía al detalle de todos los entresijos que rodean a su cargo. Quico le ha dado plenos poderes y lo cierto es que el nuevo director deportivo se ha encontrado con más fugas de las que pensaba. La reorganización le está costando más de lo que hubiera deseado. En su presentación aseguró que una de sus primeras tareas iba a ser contactar con los jugadores para explicarles sus pretensiones, su idea de proyecto y, sobre todo, para saber si ellos estaban dispuestos a subirse al carro, si creían en formar parte del peregrinaje hacia el ascenso. Públicamente, el mensaje oficial, con la boca pequeña, es que cuentan todos los que tienen contrato en vigor, pero el panorama ha cambiado en los días posteriores.

Tito se ha empapado de levantinismo y se ha topado con un organigrama desorganizado, que choca con su mandamiento del trabajo en equipo, y con un entorno interno viciado, sobre todo en la escuela. Sus primeros pasos están siendo más de poner orden que de tomar decisiones: solamente ha ejecutado las opciones unilaterales de renovación de Roger (dos años, hasta 2018) y Jason (tres, hasta 2019), y la resolución de no renovar a Rubi, por mucho que le diera vidilla horas antes, tras analizar la crispación del final de curso entre el catalán, el vestuario y, sobre todo, la afición.

A los primeros que el director deportivo ha telefoneado han sido a los capitanes con contrato en vigor: Pedro López y Víctor Casadesús. Con Juanfran y David Navarro, los otros dos, aunque sin vinculación ya que acaban el 30 de junio, todavía no lo ha hecho. «Es un tema particular. Hay que ser cariñosos con ellos dos y hablar, no es una cuestión de los que yo quiera sino de los que ellos vean», expuso la semana pasada en su presentación. Con el contacto a Pedro y Víctor, Tito ha querido pulsar los daños colaterales del vestuario tras el descenso de categoría. Antes de comenzar este proceso, ya había extraído sus conclusiones en primera persona, por su condición de abonado y, como el resto del levantinismo, está preocupado por la pérdida de identidad del vestuario y la ´guerra individual´ en la que se habían convertido los últimos partidos. Habrá limpieza para configurar una plantilla con una mentalidad idéntica a la que vivió como jugador a las órdenes de Preciado. Hay 19 jugadores con contrato en vigor tras el salto de Álvaro Traver y los ´refuerzos´ de Roger y Jason.

La llamada a Morales

En la lista de telefonazos prioritarios, Tito tenía señalado en rojo el nombre de José Luis Morales. En la presentación de la agresiva campaña de abonos, Quico Catalán insistió en que el madrileño no va a optar por ninguna medida de fuerza y entendió que la propuesta oficial de cesión del Eibar fuera con el propósito de asegurarse sus emolumentos de Primera en Segunda.

La llamada al ´11´ se produjo el jueves y el intercambio de opiniones fue el esperado. El jugador conoció de boca del responsable deportivo que la intención es que sea uno de los vértices del Levante 2016/17 y ensalzó su decisión de tirar del carro cuando peor pintaban las cosas la temporada pasada. Para Tito, Morales fue el claro ejemplo del querer y no poder en un vestuario en descomposición hasta perder su ADN. El madrileño, si al final se queda, le ha manifestado que no escatimará esfuerzos, que luchará por el ascenso. Con dos temporadas más y una tercera adicional, y una cláusula de 10 millones de euros, la idea del Levante sobre Morales no ha cambiado, como así la conoció el propio centrocampista y su agente antes de la defensa de su contrato con la propuesta en tiempo „20 días hábiles tras el descenso„ y forma. Quico no será facilón si al final acaba aceptando alguna de las propuesta que seguro llegarán. Y el ´Moro´ no tensará la cuerda para salir de Orriols.

Tito está encontrando mayoritariamente una respuesta positiva, pero también alguna que otra disconformidad para seguir en Segunda División. Además, en una de esas llamadas „todavía le quedan unas cuantas por hacer„ le ha comunicado al guardameta Rubén Martínez, que firmó el pasado verano por tres temporadas, que no encaja en el proyecto, que tendrá que buscarse una salida, por lo que entre las incorporaciones llegará un portero que compita por la titularidad con Diego Mariño, también con contrato hasta junio de 2018.