Se acabó el periodo de cortesía de Tito, que en su caso ni mucho menos ha llegado a los protocolarios 100 días. Después de tres semanas en el cargo, en los que ha echado horas de más para escanear de arriba a abajo la estructura deportiva de la entidad granota, el benidormí se encuentra en disposición y prácticamente en la obligación de actuar. El primer paso ha sido la elección del nuevo técnico, Muñiz; y después tiene que ir la configuración definitiva de la plantilla junto a este y al secretario técnico, Carmelo del Pozo. Una vez acabada la competición en Primera y Segunda, y con la promoción en marcha, el mercado empieza a moverse.

El primer equipo pasa desde ahora a ser su prioridad casi única, con el capítulo de altas y bajas todavía por inaugurar. Más allá de las ampliaciones automáticas de contrato de Roger y Jason, cuya fecha de caducidad era el pasado 30 de mayo, el director deportivo no ha completado ninguna operación de mercado. Ya se ha negociado por Guitián, Jorge Molina e incluso algún otro central, aunque sin refrendar todavía acuerdo alguno.

Los ofrecimientos de jugadores se amontonan en su mesa en los últimos días, aunque tanto él como Del Pozo ya tienen claras las posiciones a reforzar y los perfiles necesarios. Escogido Muñiz, se acabaron los castings. Toca marcar los tiempos de cada operación para intentar amarrar a los objetivos ´número 1´ en la medida de lo posible, por el bien del proyecto con el que el Levante intentará volver a Primera dentro de once meses. El club quiere aprovechar su superioridad económica respecto a la mayoría de rivales, sin que esta derive en sobreprecios o el intento de jugadores y agentes por utilizar la imagen granota en beneficio propio.

A modo de aterrizaje en Orriols, Tito se ido poniendo en contacto con los jugadores (o sus agentes) con contrato en vigor. Los ha habido que le han transmitido que no se ven en un proyecto de Segunda, o a los que se les ha dicho que tienen la puerta abierta para un salida, como por ejemplo es el caso de Rubén Martínez; en Simao se congregan ambas circunstancias, ya que ni cuenta ni él quiere volver. Falta por definir formalmente el futuro de Juanfran y Navarro, dos jugadores con un tratamiento «especial» de acuerdo a su currículo y a las palabras del propio director deportivo en su presentación. Ambos apuntan al adiós definitivo, una vez agotado su contrato, aunque falta por ver qué piensa López Muñiz sobre ambos y el resto de miembros de la plantilla que quedan libres el 30 de junio. Salvo cambio de planes, ninguno tendrá oferta para seguir.

Si el eje de la zaga es la primera posición a reforzar, el exceso de extracomunitarios se presenta como el mayor problema para sacar adelante la ´operación salida´. En Segunda se admiten dos y a día de hoy hay cuatro en nómina, por lo que al menos sobran la mitad de estos. Rafael, pretendido inicialmente por el Braga y el Cruzeiro brasileño, parece abocado a una venta por su caché y porque este verano se presenta como la última oportunidad para sacarle rédito económico: acaba contrato en 2017. Por contra, Lerma tiene asegurada su permanencia en el equipo, del que debe erigirse en uno de los pilares. Deyverson y Cuero, en función de las propuestas que reciba el club, saldrán „ya sea cedidos o vendidos„ en uno u ambos casos.